La reserva de las fuentes periodísticas y la infamia de un medio decrépito

Miguel Ángel Martínez Pocero

Armando Ortiz / En un medio local de Xalapa, de cuyo nombre no quiero acordarme, revivieron una denuncia que en mayo de 2013 la señora Mónica Camarena interpusiera ante la PGR en mi contra. En la denuncia la señora asegura que en algún momento del trayecto entre el banco y su domicilio un servidor sustrajo su correspondencia. En otra parte de la denuncia ella supone que si yo tuve acceso a los datos de su estado de cuenta fue porque de alguna manera, que ella no explica, sustraje ese estado de cuenta de su domicilio.

Por supuesto la denuncia no prosperó porque un servidor no robó correspondencia alguna y porque ella no presentó ninguna prueba en mi contra. Sin embargo sí tuve acceso a los datos de un estado de cuenta que compartían Mónica Camarena y Leticia Perlasca. El caso ha sido más que difundido. Sólo queda decir que con ese documento, testimonios y pruebas, realicé un reportaje con el que obtuve el Premio Nacional de Periodismo.

Por supuesto la Procuraduría General de la República ni siquiera me pidió que diera el nombre de las personas que me habían proporcionado la información de los estados de cuenta. La PGR no lo solicitó porque sabe que leyes internacionales protegen la reserva de las fuentes periodísticas.

La reserva de las fuentes periodísticas está amparada en el art. 4 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre; el art.19 de la Declaración Universal de DDHH; el art. 13.1 de la Convención Americana sobre DDHH; el art 19.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; todos estas normas son supraconstitucionales y nuestro país está adherido a ellas. «Ahí se establece —dice la doctora Piccinini— que la libertad de expresión comprende la libertad de buscar, recibir y difundir información».

El caso quedó cerrado, pero las huestes de este medio local quisieron utilizar el caso con la pretensión de manchar mi reputación. ¿Por qué?

Desde hace unas semanas hemos estado difundiendo en el portal informativo Libertad bajo Palabra, que alumnos del Instituto Tecnológico de Xalapa se han estado manifestando en contra del director de este plantel, el señor Miguel Ángel Martínez Poceros, sobrino de los dueños de ese medio local que sacó la nota con la infamia. Miguel Ángel Martínez Poceros es acusado por los estudiantes de este plantel por no exigir al departamento de Espacios Educativos de la SEV las obras de infraestructura que prometieron. Estas obras se las prometieron porque arteramente y con la colusión del director, el Gobierno del estado se quedó con terrenos del Tecnológico, terrenos que fueron utilizados para unas villas olímpicas que nunca se utilizaron.

Quien debería exigir que las obras de infraestructura se realizaran es el director del plantel, sin embargo Miguel Ángel Martínez Poceros ha dilatado la exigencia, incluso ha sido acusado de coludirse con los diferentes titulares de Espacios Educativos para que las obras no se lleven a cabo.

Los alumnos han presionado, han obligado a que las autoridades los escuchen. Pero el día que Natalia Callejas iba a asistir a hacer una inspección, la tarde anterior sospechosamente estalló un trasformador que dejó sin luz al plantel y por ello se suspendieron las clases. A los mismos alumnos les preocupa que el día que también quedaron de hablar con las autoridades, una alumna fue asaltada cuando caminaba a las instalaciones del Tecnológico de Xalapa. A los alumnos les inquieta que sea una manera de coacción para que desistan de presionar sobre el caso.

Finalmente las autoridades fueron a hacer una inspección al plantel, obteniendo lo que ya se esperaban, puras promesas y más dilación; supuestamente las obras empezarán en septiembre de este año.

Es muy común de ese medio local ese tipo de notas infamantes, que en algún tiempo tuvieron efecto. Pero ahora, con los nuevos medios de comunicación, con las redes sociales y con un periodismo más apegado a las pruebas y a la verdad, ese tipo de notas sólo las puede sacar un medio decrépito, que ya no tiene ningún impacto, un periódico que sólo sirve para madurar papayas, o para envolver pescado.

Por cierto, es todo lo que voy a decir sobre este medio.

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