Virginia Durán Campollo / Los carniceros del hoy serán las reses del mañana, utilizada en la jerga política nacional, será consigna del pueblo. Estamos en ése proceso. Nos han sacrificado por sus intereses inmobles, pero ya llegó el momento de frenarlos. La ebullición es nacional. Es intolerable el desprecio, la humillación, que recibe la población por parte de sus autoridades. No es posible, aguantar más. Comenta en un video Loret de Mola, Carlos, que proveedores de gobierno federal se quejan, que nunca habían visto tanta avaricia en una clase gobernante. La multiplicación de sus bienes raíces y construcciones, como la Casa Blanca de Peña Nieto o la de Luis de Videgaray, entre otras muchas más. Que en pocas horas, en su noticiario, informó hechos de corrupción, como los de Moreira y otros, matanzas, levantados, desapariciones forzadas, secuestros y robos. Se había asqueado y de ahí la reflexión. Llama la atención pues es un televisivo, que trabaja para una empresa mercenaria. *** Apenas tres años de gobierno priista y la debacle económica, política y social es inocultable. Un estado fallido. Es tan nociva y errónea la administración peñista, que los mismos empresarios se quejan con amargura del desfalco presidencial. Llama la atención, la terquedad del mandatario que ve la tempestad y no se hinca. Ninguna de sus secretarías de estado, funciona. Fracaso en su combate en contra del hambre y la corrupción. Se ve ausente, distante, en otro mundo vamos. Los terrenales, el pueblo, no le interesan. Su equipo cercano se mueve entre muchos errores y pocas soluciones. El supuesto logro de su aparato de seguridad, con la aprehensión del Chapo Guzmán ha sido de chunga. No solo en las poderosas redes sociales, tan temidas, sino de los caricaturistas de medios impresos no oficialistas. Es Enrique, el pobre niño rico. Los Pinos parecido al Palacio de Versalles, en el dispendio solamente, donde la abundancia se desparrama en todos sentidos, puede ser requerido por el pueblo hambriento y con sed de justicia. *** Debe el candidato priista a la gubernatura del estado, Héctor Yunes Landa tener muy firmes los pies en la tierra. Cuidarse de quién se rodea, a quién atiende y no comprar ideas huecas. La opinión pública, incrédula, observa cada paso que da. No están dispuestos a soportar, que lleguen los mismos de siempre, con los mismos vicios. Hay mujeres y hombres, que son impresentables. El clamor es cárcel para los saqueadores, la promesa de su mayor contrincante, y rodearse de ellos o defenderlos es un craso error político. Debe ver al frente, al futuro con el cambio anhelado y no dejarse enganchar por las sanguijuelas de siempre, busca chambas. *** Desgraciadamente, como en la política, también en el periodismo hay chapulines que saltan de un candidato a otro según sus intereses. Aquellos que tiraron la piedra y hoy esconden la mano. Que advirtieron: “No te equivoques, es el Cisne”. Tienen registro. *** “El único veracruzano amigo del presidente”, se queda solo. El barco hace agua y las ratas lo abandonan. A Javier lo empiezan a dejar. Su alfil, hoy el patito feo, Alberto Silva Ramos simplemente se desinfló. Sus voceros están mudos. Ni siquiera, salen a su defensa. El solitario del Palacio, pensó que era eterno y que los viejos priistas, lagartones y colmilludos, lo apoyaban y sería el gran elector. No fue así. La lección es dura y de aprendizaje. Ahora falta el juicio…de la historia, que también ya empezó al ingresar a la fama del peor gobernador, que ha dado Veracruz. ¿Quién sigue? *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.
Los carniceros
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