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El refinado Tomás Ruiz ofreció tacos y champagne a los que visitaron el túnel sumergido

Vaya ocurrencia esa de celebrar con tacos y champagne la no inauguración del túnel sumergido de Coatzacoalcos. Una obra que es un monumento a la corrupción, una obra de 696 metros de longitud que en otros países hubieran realizado en menos de un año pero que aquí se tardaron casi una década. El gobernador Javier Duarte «acudió a abrir la compuerta de la última junta de cierre colocada apenas hace dos semanas, con lo cual se realizó el primer traslado caminando de Allende a Coatzacoalcos». De acuerdo con nota del periódico Imagen se dispusieron «mesas, manteles y un trompo de carne al pastor en la entrada del túnel sumergido de #Coatza como si se tratara de un restaurante en cualquier otra parte de la ciudad. Algo inusual en una obra que ya debería estar funcionando». Como si el dinero sobrara descorcharon botellas de Möet Chandon que en el mercado tienen un precio de 800 pesos. A qué Tomás Ruiz, tacos y champagne, pero que refinado el güerito.