Arturo Reyes Isidoro / Mientras como en el antiguo Oeste, el senador Héctor Yunes Landa y el dirigente estatal del PRI, Alberto Silva Ramos, escenificaron ayer un duelo verbal mediático de cara a la designación del candidato tricolor a la gubernatura del estado, el aspirante a candidato independiente, Gerardo Buganza Salmerón, mantiene el motor encendido.
El cordobés estuvo ayer en Tetlaxco, municipio de Coscomatepec, un terreno que conoce muy bien por la cercanía con la Ciudad de los 30 Caballeros, donde dialogó con los pobladores. Buganza habló de unidad, de participación ciudadana, de verdadero cambio “donde la gente opine, proponga y construya” y nuevamente dijo que es evidente el hartazgo con todos los partidos políticos.
En tanto que en Orizaba Yunes Landa disparó que solamente hay “de dos sopas”, Pepe Yunes y él, desde Coatzacoalcos Silva Ramos también desenfundó su fusca política y repelió: en el PRI somos mucho más que dos, y ahí se la van a ir llevando hasta que que el CEN tricolor no se pronuncie o dé un manotazo, y mientras nosotros desde la cómoda butaca divertidos por el show divirtiéndonos de lo lindo y a la espera de que termine la comedia y caiga el telón.
Pero en general, dentro del priismo, las circunstancias políticas, oh las circunstancias, haciendo de las suyas.
Estando al cuarto para las doce en que se designe –la elección es una mera formalidad– a su candidato a la minigubernatura, de acuerdo a versiones del círculo cercano al Comité Ejecutivo Nacional, el escenario previsto por el duartismo se le estaría desdibujando o se le habría desdibujado con las cartas iniciales –y sus más fuertes– con las que pensaba jugar la sucesión y a las que vino preparando con mucha anticipación, debido a los errores cometidos (la semana pasada, comentan adentro, fue fatal) y a que no levantan en las encuestas, lo que pone en serio riesgo la viabilidad de la permanencia en el poder del grupo duartista.
En el altiplano, donde se toman las decisiones políticas de gran envergadura, siguen considerando a los senadores Pepe y Héctor Yunes como las opciones más sólidas para entrar al relevo, pero tanto porque ellos abiertamente lo vienen diciendo como por lo que se sabe y ve en el Palacio de Gobierno y en la Casa Veracruz, ambas corrientes no sólo no comulgan sino que incluso, en el caso particular de Yunes Landa, mantienen una abierta confrontación, que por más que se niegue desde adentro tiene dividido al priismo veracruzano lo que abona al terrreno para que por primera vez en la historia del estado pueda llegar al poder un candidato opositor o independiente.
Así, pues, al duartismo se le estarían reduciendo las posibilidades de presentar una opción válida que le sea afín o que al menos le garantice una salida sin sobresaltos ante la serie de señalamientos por el mal manejo de los recursos públicos, pero podría tener todavía dos cartas, ninguna fidelista, con las que pudiera intentar volver a la jugada y echar en la mesa de las apuestas su resto, porque la ruleta está gira que gira y en cualquier momento se detendrá y la bolita señalará el color y el número ganador: Tomás Ruiz González, actual secretario de Infraestructura y Obras Públicas, y Adolfo Mota Hernández, diputado federal a quien el pasado viernes le dieron la Comisión de Población de la Cámara baja del Congreso de la Unión, lo que no deja de tener su jiribilla.
Una vez pasada la elección de junio pasado, a Tomás le dieron línea para que se comenzará a “mover”, esto es, para que empezara a trabajar el terreno político con miras a la sucesión, y Tomás lo ha venido haciendo con el argumento de andar supervisando o iniciando obras –aunque pequeñas–, por lo que recorre el estado, además de que mandó a colocar ya panorámicos con el pretexto de una portada que le dedicó una revista. O sea, trata de mantener presencia y hasta donde se sabe, él juega con la idea de ser el tercero en discordia entre la corriente yunista roja y el duartismo (mantiene muy buena relación con Pepe y la lleva bien con Duarte), además de que es un experto economista y financiero. Que se recuerde, llegó a ser una opción del entonces gobernador Miguel Alemán Velasco para sucederlo.
Adolfo, por el contrario, ha mantenido una actitud discreta, de bajo perfil, sin protagonismo ni presencia mediática, aunque, que se sepa, aparte de Erick Lagos Hernández y de Alberto Silva Ramos, es el político, la persona más cercana a Javier Duarte, con el que viaja en muchas ocasiones o se reúne con él con mucha frecuencia en la Casa Veracruz y acaso es el que mejor sabe cómo piensa su amigo el gobernador, con un plus: ha sido presidente del Comité Directivo Estatal, por lo que conoce la geografía y los grupos que se mueven en la entidad, diputado local y federal, secretario de despacho, es licenciado en derecho pero también en economía, con buenas relaciones en el altiplano como, por ejemplo, con el exgobernador Miguel Alemán, a quien frecuenta, o con el actual líder de la bancada priista en la Cámara de Senadores, Emilio Gamboa Patrón, además de que sabe guardar muy bien las formas políticas y piensa, no es un hombre de ocurrencias. Siendo presidente del CDE tricolor ganó la candidadura al Gobierno del Estado para su partido, en la persona de Fidel Herrera Beltrán, derrotando a, quién creen, sí, al odiado enemigo del Palacio, Miguel Ángel Yunes Linares.
El duartismo ya no tiene más de dónde escoger, además porque con el tiempo encima no puede improvisar y menos construir una candidatura cuando los Yunes rojos tienen más que trabajada la plaza y a una voz suya se incendia el estado si no encuentran piso parejo para participar y competir.
Hasta donde se sabe, hay mucho nerviosismo y muy mal humor en la Casa Veracruz dado el rumbo que han tomado las cosas, incluso el mismo martes pasado cuando se dio el desliz verbal por el certificado de no embarazo cayeron rayos y centellas y arriaron parejo aunque muchos no tuvieran la culpa, y no era para menos: todo un proyecto que se comenzó a preparar –según confesión oficial– desde el 1 de diciembre de 2010 se fracturó en un instante y está tambaleante, casi cayéndose, si no es que ya se cayó en el altiplano.
Las circunstancias, pues, jugando de nuevo, y, para colmo, el cónsul en Barcelona y sometido a metralla mediática internacional, sin poder asomar la cabeza so riesgo de que se la vuelen. ¡Oh my God!
Y como para el PRI nacional, Veracruz es una prioridad, por eso la senadora Ana Lilia Herrera, dirigente nacional del MT, mantuvo actividad el fin de semana tanto en el centro como en el sur de la entidad, y atrás de ella se espera la llegada de otros enviados del CEN para tratar de apuntar al tricolor porque las cosas se le van a poner del cocol con la alianza opositora que se fragua.
Es prioridad porque nuestra entidad tiene uno de los padrones electorales más importantes de todo el país, y al margen de la polémica que causó su llegada al CDE y del fuego amigo y enemigo al que está sometido, dado que fue el propio Manlio Fabio Beltrones el que le vino a dar posesión, ahora Alberto Silva Ramos está obligado a entregar buenas cuentas y acaso por eso se ha puesto a recorrer el estado y, me platican sus allegados, sabe que el reto es difícil, que su responsabilidad no es menor, y por eso tratará de reunirse con todos los grupos incluso con todos los de la oposición que quieran dialogar con él. Sabe que tiene que sumar y sumar.
En Xalapa el pasado viernes, en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, se llevó a cabo un homenaje póstumo al doctor Jorge Viveros Parker, médico reconocido no sólo en México si no en otros países como Cuba, España, Chile, etc., quien a lo largo de casi 50 años de ejercer la profesión fue distinguido siempre por su compromiso con la docencia, así como por la innovación de tecnologías de punta en su consulta, pues era un excelente radiólogo. Al doctor Viveros, además mi vecino, se le recordará y extrañara también porque fue un gran esposo, padre, abuelo y amigo.
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