Armando Ortiz / Cuando alguien no tiene ninguna posibilidad de ser escuchado, ninguna posibilidad de llamar la atención por sus méritos, ninguna posibilidad de cambiar la mirada de las personas hacia él, entonces sólo le queda la estridencia. Es por ello que muchos sujetos para llamar la atención sólo gritan, se la pasan lanzando alaridos que otros, sus textoservidores, traducen como diálogo y propuestas.
Lo anterior lo comento porque desde hace más de un año se me han acercado personeros de Érick Lagos para “confiarme” que él es el bueno; que Fidel Herrera ya dejó todo preparado para que su “Minimí” tomara las riendas del estado para que siendo gobernador, como Juan “el Bautista” salga a clamar al desierto de la política veracruzana y preparare el camino para la llegada del hijo del mesías de Nopaltepec.
Los acercamientos empezaron desde que el señor fue nombrado secretario de Gobierno. Entonces sus bienquerientes decían que por eso lo colocó ahí el gobernador, para que el nativo de Isla, Veracruz corriera la misma suerte que Fidel, su arquetipo. Los acercamientos continuaron de manera esporádica mientras Érick Lagos era candidato a diputado y continuaron cuando fue elegido diputado;
«El diputado con más votación en cualquier distrito del país», decían sus adoradores.
Pero todo ello no es más que el ruido de un sujeto que no ha logrado verdaderos méritos políticos, porque ha confundido méritos con triquiñuelas. Si tuviera méritos verdaderos, en el Congreso federal se los hubieran reconocido, pero como no le encontraron méritos, antes bien sólo le hallaron vicios, lo relegaron a nada; es decir, sólo alcanzó una tercera secretaría en la Comisión de Presidencia, en la de Energía sólo es integrante, lo mismo que en la de Infraestructura. ¿Este ignorado diputado es el que manda a sus personeros a decir que él es el bueno para la gubernatura de 2016?
Pues como no le ha funcionado mucho la estridencia entonces ha decidido subir el volumen a su bocina política; ya soltó a los borregos para que anuncien que en los próximos días el presidente del PRI estatal, Alberto Silva Ramos, habrá de destaparlo como el candidato a la gubernatura de Veracruz en un evento que se celebraría en la ciudad de Acayucan.
Pocos se fueron con la finta, sin embargo hay que reconocer que en las mentes débiles la idea de que Érick Lagos podría ser el candidato del PRI para la contienda de 2016 ha permeado. El único argumento que esgrimen, los que defienden esa idea, es que así lo dispuso Fidel y como si el de Nopaltepec tuviera la gracia de la Divina Providencia, entonces su disposición tendrá que cumplirse.
Pero todo es ruido, la estridencia de un Zaratustra de petatiux que sigue clamando en su desierto. Sólo los periodistas que tiene en nómina hacen eco de sus gritos, y hacen caso de ello porque les conviene hacer creer al diputado que la estrategia funciona, para que la nómina perdure, perdure.
Pero Érick Lagos, de todos, es el que menos posibilidades tiene de llegar a ser gobernador de Veracruz. Su destino el mismo lo escribió cuando decidió ser una imitación de Fidel, antes que buscar ser verdaderamente auténtico. Los veracruzanos ya tuvimos demasiado Fidel y segundas partes nunca fueron buenas.