Armando Ortiz /
«No sé cuáles fueron las dos
primeras cosas que pidió;
la tercera fue la muerte.»
“La pata de mono” W. W. Jacobs
¿Cómo estar seguro de que a Fidel lo alejan de Veracruz para evitar que siga enturbiando el ambiente político con su enfermizo rencor por los Yunes? ¿Cómo es posible de que si saben lo nocivo que es, en lugar de brindarle un exilio de lujo, no lo amagaron con una investigación por enriquecimiento ilícito, corrupción y delincuencia organizada por sus supuestos vínculos con el narcotráfico? ¿A qué nos sabe a los veracruzanos que el sujeto que más daño le ha hecho a Veracruz se vaya a Cataluña, a la Casa Muley Afid, un palacete ubicado en Barcelona?
Ese palacete lo ocupó Sealtiel Alatriste, quien antes de ello había sido director de Difusión Cultural de la UNAM y antes de eso director de Alfaguara en México. Sealtiel al momento que le otorgaron el premio Xavier Villaurrutia le estalló el escándalo de sus múltiples plagios en los que involucró a escritores de la talla de José Saramago. Sealtiel tuvo que regresar el premio Villaurrutia; ahora sabemos que estuvo exiliado como cónsul en Barcelona.
Sirva lo anterior para entender que a la Casa Muley Afid, es a donde van a terminar los indeseables, los sujetos que delinquen, pero a los que el gobierno de México no quiere o no puede meter a la cárcel porque gozan de impunidad.
Los que conocen a Herrera Beltrán, los que están al tanto de su enfermiza obsesión, saben que Fidel no se va a ir del todo. Como una especie de burla, quizá advertencia, Herrera Beltrán ha dejado dicho:
«No lo veo como un exilio. Hoy existen Blackberry y Whatsapp, la aldea global me permite estar conectado».
Allá Javier Duarte si le sigue contestando los mensajes, allá Javier Duarte si pretende seguir escuchando sus consejos.
Veracruz no va a extrañar a este oscuro personaje, Veracruz agradece que lo manden lejos, muy lejos; pero Veracruz hubiera preferido que Fidel pisara la cárcel por los innumerables actos de corrupción, por el saqueo, pero sobre todo por la generación de funcionarios perversos que nos heredó.
Fidel odia a Veracruz, no podríamos entenderlo de otra forma. Él hizo todo lo posible por hacer de este estado uno de los más pobres, de los más corruptos, de los más golpeados por la violencia que generan los grupos criminales. Lo peor de todo es que lo hizo consciente, a sabiendas de que sus actos lastimaban a miles de veracruzanos. La bursatilización de participaciones federales, de la que también es responsable Javier Duarte, fue uno de los actos más viles. No lo planeó para obtener recursos y administrarlos para garantizar un crecimiento en el estado. Planeó la bursatilización junto con Javier Duarte para obtener recursos que no les pertenecían, para tener su cuartito lleno de billetes y así cada aliado, cada cómplice, cada suripanta de la política, cada chichifo institucional, cada vividor pudiera tomar lo que le placiera.
Ese cuarto lleno de billetes de la bursatilización ya me lo han confirmado hasta tres personas. Era cosa de estar bien con Fidel, de agarrarlo de buenas para que éste les dejara entrar a ese cuarto y así, a manos llenas salir con billetes en todos los bolsillos; quesque para hacer obra para los municipios.
Ojalá sólo hubieran sido actos irresponsables, ojalá sólo hubiera sido corrupción, pero en Fidel Herrera Beltrán había un perversión espantosa, un trauma causado por esa pobreza que conoció en Nopaltepec y que nunca pudo superar.
Fidel Herrera odia a Veracruz y desde Barcelona se atreve a decir:
«Yo solo quiero que le vaya bien a Veracruz».
Mentira, él sólo quiere que le vaya mal a Veracruz. Él estaba dando hasta el pellejo porque el próximo gobernador fuera su remedo, el ahora diputado Érick Lagos, porque con él podría establecer el compromiso para le llegada de su vástago al estado. ¿Eso es querer a Veracruz? ¿Qué su sangre podrida gobierne al estado que el devastó?
Si pudiera Fidel vendería otra vez su alma al diablo para que ese deseo se le cumpliera. Pero a Fidel el diablo ya le ha concedido tres deseos. El primero fue ser gobernador, el segundo fue perpetuarse otro sexenio y con Javier se le concedió. El último deseo que Fidel pidió al diablo fue impunidad; y gracias a eso terminó de cónsul en Barcelona. ¿Otros tres deseos?, sólo que hubiera nacido con dos almas.
https://libertadbajopalabra.com/2015/10/18/los-tres-deseos-de-fidel-herrera-beltran/
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