Tiempo de robos y de ladrones

- en Opinión

Jesús J. Castañeda Nevárez / Como han cambiado las cosas con eso de la modernidad. Ya no hay respeto por lo tradicional y todo responde a una inercia tecnológica que le quita lo emocionante y lo vuelve frío; aunque el efecto pudiera resultar en casi lo mismo.

Se acabó definitivamente el paseo en el parque en derredor del kiosco, los hombres circulando en un sentido y las mujeres en otro, como para tener oportunidad de verse, gustarse y conquistarse; al ofrecer una rosa y ser aceptada significaba el transitar el recorrido del parque en el mismo sentido y después, el robo del primer beso. Aplausos.

Las románticas serenatas, los poemas, las manos entrelazadas, las tardeadas, el ambiente de la refresquería y las breves caminatas de regreso a casa. Todo era parte de la forma de vida de un pasado todavía cercano y hoy reemplazado por los msn, whatsApp, twits, feis, etc., que de forma super breve, convierte el romanticismo en rápido y breve, para que también lo formal resulte breve.

Para la generación análoga esto es increíble, pero para la generación digital resulta muy normal. Pero como dice un dicho: “el que rápido responde, rápido acierta o rápido se equivoca”. El riesgo de ir demasiado rápido puede ocasionar un accidente y el alcance de los daños pueden ser fatal.

Rápido es el principio y velocidad es la razón de ser para la tecnología actual, que arrastra a la gente a pedir más, más, más velocidad, lo que deja sin posibilidad de análisis al usuario. Es la velocidad de un click lo que determina muchas cosas. La intención de casi todo es medida por un “like” y el ego de hoy es alimentado de esas muy breves respuestas que marcan el valor de tus publicaciones aunque no sean propias y sean robadas, porque hoy así es como todo sucede. Ni se piensa; sólo se hace. Dando un click y ya tomaste algo que pudiera no ser correcto; lo “compartes” sin rubor y otros siguen esa inercia de igual modo.

Pero así como unos roban también se exponen a que otros les roben su información, sus datos, sus fotos. El verbo que se conjuga es ese y se aplica en todas sus formas y tiempos. Quedando en las conciencias prácticamente derogado el 8avo mandamiento: No robarás.

Uno de los grandes riesgos de la tecnología es hoy el ROBO DE IDENTIDAD y la población entera está expuesta a que su identidad sea utilizada para cometer delitos, por los que pudiera resultar acusado por la autoridad y sentenciado a la reparación del daño además de purgar una sentencia privado de su libertad.

Todos estamos en la carretera de la información (web) de forma consciente o inconsciente; nuestros datos están siendo manejados por: el IFE, el IMSS, el ISSSTE, el Banco donde recibimos el pago de nómina, la tienda departamental que nos dio crédito, el Municipio en donde pagamos el agua y el predial,  etc., pero es el SAT quien nos lleva al límite del riesgo al intentar fiscalizar todo lo que hacemos.

Miles de contribuyentes están “subiendo” sus datos a la web al utilizar esos sitios para emitir sus facturas electrónicas CFDI, las Nóminas y la Contabilidad Electrónica; pero no sólo ellos se exponen, también exponen a sus clientes al “subir” sus datos fiscales a la web.

Esta semana la CONDUSEF lanzó una alerta a la población, ya que detectó la compra de 5 casas y 20 carros mediante el robo de identidad, agregando que éste delito se ha disparado en un 50% en el último año y la tendencia va en aumento cada día. Y si la población digital está en riesgo, los adultos análogos muchísimo más.

Los delincuentes modernos pueden robar mucho dinero con un solo “click” y el pueblo ni cuenta se ha dado porque está ocupado checando su feis o sus twits y haciendo sus facturas electrónicas CFDI en sitios web. El costo de la modernidad y la tecnología excesiva podría muy pronto tener un impacto brutal en una sociedad distraída justamente por la tecnología. Ese es mi pienso.

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