Todo empezó por una injusticia

No se olvidaTodo empezó por una injusticia. El ejército, al que ahora todos debemos reverenciar, invadió la vida de la comunidad universitaria. Los estudiantes habían estado desde semanas atrás denunciando el acoso, siendo descalificados en los medios de comunicación, cumpliendo una estrategia del gobierno, acusándolos de comunistas, de terroristas. Todo empezó con una injusticia. Cada marcha que convocaban los estudiantes, a los que se habían sumado los maestros, y muchos ciudadanos, era vigilada, acosada, reprimida por el ejército. Marcelino García Barragán, entonces secretario de la Defensa, se quiso hacer responsable de esa represión y un día, cínicamente lo confesó: “El comandante responsable soy yo”. Con ello trató de encubrir al verdadero criminal, un sujeto lleno de complejos, que sólo conocía la fuerza, porque la razón le quitaba el sueño: Gustavo Díaz Ordaz. Todo empezó por una injusticia. 2 de octubre no se olvida (leer nota completa).

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