¡Gracias Gobernador!

- en Opinión

Sergio Alejandro Villa / Para ser honesto, Gobernador, le comento que no pude evitar que la malicia invadieran mis pensamientos y es que cuando leí el boletín oficial instruyendo a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) para que sus caballerosos y siempre amables elementos no hicieran acto de presencia durante la marcha del 26 de Septiembre en la ciudad de Xalapa en recuerdo a los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, dudé, y mucho, en serio se lo digo.

Mire si no tengo razón. Usted pidió que no hubiera elementos ni uniformados ni vestidos de civil —pienso que, como ya es más abusado, digo a cinco años de gobierno aprendió un poco más de lo que siente el pueblo chisquilloso como es— seguro entonces imagino que también exigió que no llevaran ni un pin, pulsera, marca, paliacate u otro distintivo (y ¿cómo supieron quiénes eran los buenos y los malos?) para cuando se efectuara la marcha con la finalidad de evitar cualquier situación de intranquilidad o escándalo, etc; que alarmará a los simpatizantes, marchistas, normalistas y hasta los mirones y colados que nunca faltan.

Pues ya ve que uno no puede evitar pensar que luego hay quienes no saben obedecer (lo) y hacen las cosas por su cuenta.  Como dicen el vulgo: nunca faltan los pendejos con iniciativa o sea, los que quieren quedar bien con usted gobernador. Y esos ¡no sabe usted cuánto daño le han causado a su gobierno!

Ah, y cosa rara, gobernador, tampoco vi a esas gentes extrañas embozadas, encapuchadas que acostumbran a mezclarse en las marchas y van causando destrozos con palos y piedras, rompiendo vidrios y puertas, pintando con spray a su paso las fachadas de negocios, casas y vehículos, como se llaman, esteeee, ah sí, “vándalos y malvivientes” no identificados o mejor llamados anarquistas.

También leí que usted ordenó al yucateco e inútil de Fernando Perera, en mala hora titular y se supone defensor de los derechos humanos de los veracruzanos, que hiciera acto de presencia para constatar lo anterior, al igual que estuvieran atentos los de la Fiscalía General del Estado (FGE) para atender de manera pronta y expedita cualquier denuncia por parte de los ciudadanos participantes.

Le platico lo anterior porque me enteré que andaba usted en una reunión con el magisterio y los Callejas, padre y el junior, allá en el malecón del puerto y ciudad de Veracruz que se convirtió de la noche en la mañana un salonsote de clases para homenajear al maestro y guía moral del al Sección 32 del SNTE al tiempo que se elevaba una plegaría por su salud y que su riqueza se siguiera incrementado, me refiero a la espiritual, aclaro, “para que sigamos unidos como ¡Equipo, equipo!” Se lee en las redes.

Bueno, ya no le cuento más porque estoy seguro que para estas horas, ya tiene un resumen, tarjeta informativa, reporte u lo que sea que le manden cuando hay eventos de esta naturaleza.

Oiga Gobernador, no quiero quedarme con la duda. Si usted pidió en esta ocasión que no hubiera elementos de seguridad ni orejas ni… —bueno, ni los anarquistas, anduvieron, pero casi seguro estoy que esos no le competen a sus gobierno ¿no me equivoco, verdad?— mi cabeza no deja de pensar, como le dije al principio —la maldita malicia que me provocan un escalofrió…— debería usted mandar otro boletín explicando que ni en esta ni en otras ocasiones hubo ni hay elementos de seguridad infiltrados ni muchos menos de civil, mandados por usted, pues al prohibirlo determinantemente esta vez, pareciera que otras veces sí las ha autorizado. Ya ve, le repito, como es de mal pensada la gente… por último, eso de gracias gobernador, lo leí en las fotos que han subido los maestros que acudieron al aplausaometro, perdón, al malecón porteño en respuesta a la promesa que les hace de pagarles en la primera quincena de octubre lo que por derecho les corresponde. Tan felices estaban que ni de mencionar siquiera a los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa se acordaron. ¿Cómo la ve?

¡Arriba el magisterio, shingao!

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