Arturo Reyes Isidoro / Sin duda, a los veracruzanos nos espera una contienda electoral, en 2016, harto interesante, tanto por las participaciones de los candidatos que habrá como por las alianzas que se darán y las condiciones económicas, políticas y sociales que prevalecen en el estado.
Creo que por primera vez en la historia, el PRI estará en serio riesgo de perder la gubernatura si no postula a un candidato que no sólo unifique a las fuerzas tricolores, sino que garantice un cambio en la manera de conducir el gobierno. El actual modelo, hecho a imagen y semejanza de los dos últimos gobernadores, está totalmente agotado e incluso rebasado por la inconformidad general.
En Veracruz llegamos ya al punto en el que estaba el país en el año 2000 cuando el partido tricolor perdió por primera vez la Presidencia de la república, con una total falta de credibilidad en las autoridades, desconfianza en las instituciones, hartazgo por la corrupción y la impunidad, todo eso agravado por la insolvencia de las arcas públicas y la cuantiosa deuda que al final terminaremos pagando todos los veracruzanos.
Cuando platico con funcionarios del gobierno y con políticos priistas, percibo que viven otra realidad, muy alejada de la que vive y padece la mayoría de los veracruzanos, lo que puede llevarlos a una sorpresa desagradable. Lógicamente, desde la comodidad de la oficina con clima artificial y la camionetota con gasolina y chofer pagados con nuestros impuestos no se ve no sólo la pobreza sino la pauperización, o proletarización si se quiere, cada vez más de las clases medias.
Pero incluso ahora el enojo es también de los considerados ricos, o en otros tiempos ricos, lo mismo de industriales que de empresarios –contratistas, comerciantes, prestadores de servicios– a quienes la administración pública estatal adeuda sumas millonarias, en algunos casos desde 2010 (ayer en Plaza Ánimas un constructor se quejó amargamente cuando me vio y se paró a platicar conmigo) y están decididos a votar por Miguel Ángel Yunes Linares –así me lo han dicho y me lo repiten– porque ya no sólo quieren que les paguen sino que castiguen a los responsables del quebranto del tesoro público y piensan que es el único que llegaría hasta las últimas consecuencias.
Relativamente todavía falta mucho para la elección, pero las señales del rumbo que podrían tomar las cosas ya se empiezan a dar. Por ejemplo, pese a todos los intentos de división que preteden crear en las filas panistas desde el Palacio de Gobierno, se ve que, al menos hasta el momento, no han prosperado.
Ya el dirigente estatal del partido blanquiazul, José de Jesús “Pepe” Mancha Alarcón, ha dado muestras de tener acercamiento y estar en los mejores términos con Yunes Linares, y la aparición ayer junto con Enrique Cambranis Torres, su compañero en la Cámara de Diputados, con quien desayunó en Boca del Río, da una idea de que están dispuestos a resistir todos los intentos de división y de ser posible llegar unidos a la definición del candidato, que los llevaría a seguir juntos en la campaña.
Acusado de egocéntrico, de querer controlar a su partido y de imponer sus condiciones, Miguel Ángel sorprendió ayer cuando ante la posibilidad real de que vayan en alianza con el PRD para la contienda del próximo año, no se considera ya el candidato, sino que habla de un proceso interno, en el que, pienso, podrían participar Juan Bueno Torio, el mismo Cambranis y Julen Rementería del Puerto, esto si se parte de su afirmación de que será el PAN el que decida al candidato de la alianza.
Y la alianza estaría en posibilidades reales de darse pues ayer el Congreso Nacional del partido del sol azteca aprobó buscar acuerdos con los panistas aunque “sólo en determinadas condiciones y para propósitos políticos específicos”, así como con otras fuerzas “progresistas”, menos con el PRI.
No deja de llamar la atención que, además, en todo caso dichas alianzas serán aprobadas por el Comité Ejecutivo Nacional perredista y ya no por las dirigencias estatales, por lo que por muy controlada que esté la dirigencia de ese partido en el estado, ahora ya no podrá echar abajo ningún arreglo con los panistas y menos desconocer a un candidato si el CEN lo decide. Le han cortado, pues, ya las alas.
“En todos los casos, la dirección del partido, a través del CEN, analizará y, en su caso, aprobará las alianzas electorales de carácter táctico, estableciendo las condiciones bajo las cuales se podrán llevar a cabo”. Ante el descontento popular en Veracruz contra el priismo en el gobierno, llevar como candidato, por ejemplo, a Miguel Ángel, sería muy atractivo para la dirigencia nacional perredista, por la cuota de poder que le tocaría si ganaran, amén de que se fortalecerían unos y otros para la elección presidencial en 2018, que ese es el objetivo final.
Por lo demás, de una fuente digna de todo crédito, sé que en el CEN del PRI antes del acuerdo de ayer de los perredistas ya analizaban seriamente la situación de Veracruz y el riesgo de perder la elección de 2016 y con ello la gubernatura, y con el objetivo central de tratar de recuperar la confianza y credibilidad ciudadanas podrían proponer al Jefe Político del país que se tomaran decisiones drásticas que cimbrarían no sólo al priismo de Veracruz sino de todo el país y, todavía más, en general a todos los veracruzanos y a los mexicanos en general.
Esto mismo estaría motivando ya que las próximas candidaturas a las diputaciones locales vayan a ser decididas también en el CEN –tengo entendido que ya se está elaborando una lista alterna a la que presentará el CDE del PRI–, por lo que se analizan perfiles de personas ajenas al actual grupo en el poder, aunque en algunos casos, muy pocos, podría haber coincidencias porque se garantizara el triunfo, como en el caso concreto de Vicente Benítez, quien contendería por el distrito de San Andrés Tuxtla, sin dejar de considerar la posición que se dejará al gobernador Javier Duarte para su distrito, el de Córdoba, donde perfila ya al actual subsecretario de Finanzas, Juan Manuel del Castillo, al que para tocar base o hacer tierra lo envió en representación del Gobierno del Estado a la ceremonia del Grito el pasado día 15.
Ello además porque aparte de una posible alianza entre el PAN y el PRD, también tendrían detectado en el centro político del país que Andrés Manuel López Obrador y su Morena podrían capitalizar también el enorme descontento general que hay, con el riesgo de que el priismo cayera hasta el tercer lugar.
Por lo pronto, la decisión ayer de los perredistas y la actitud no belicosa sino unificadora de Miguel Ángel Yunes Linares han tensado más la cuerda. Y el Presidente, que se sepa, llegará hasta donde tenga que llegar para no perder Veracruz, como perdió este año Nuevo León.
Políticamente hablando, los días por venir serán más que interesantes. Todo sea por el bien de Veracruz y de los veracruzanos.
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