Tal el tiempo, tal el aliento

- en Opinión

Sabino Cruz V. / Lejos quedaron aquellos tiempos en que la septuagenaria Universidad Veracruzana vivía en jauja, rebosante de alegría, loca de contento y luchando por tener un lugar entre las mejores universidades del país; lejos, pero muy lejos, están aquellos momentos en que el teatro, la música, la plástica y la danza universitaria eran un referente nacional y latinoamericano. Como lejos también quedó el derecho de nombrar al Rector(a) el gobernante en funciones.

El rectorado del doctor Roberto Bravo Garzón (1973-1981) es la etapa que se reconoce como la Edad de Oro para las arte, la literatura y el cine, no solo en el seno de la Universidad, sino del estado de Veracruz. Durante su gestión la Orquesta Sinfónica de Xalapa fue dirigida por las mejores “batutas” del país y el extranjero; la compañía titular de danza, es visitada por los más reconocidos coreográf@s y bailarines de México y Los Estado Unidos: Javier Francis, Anna Sokolow, Takako Asakawa; el Ballet Folklórico se presenta en los más afamados teatros/auditorios del mundo, y realiza la histórica gira por China.

Con la autonomía de la Universidad Veracruzana (1996), la comunidad universitaria saltó de brinco, lanzando vivas al cielo, pues al fin tendría “la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí misma y realizará sus fines de conservar, crear y transmitir la cultura… (Art. 68, inciso f), pero principalmente la de elegir al hombre/mujer que administrará los recursos financieros, materiales y humanos de la UVA.

Pero al parecer la alegría va a durar poco, pues entre los decires de doña Sara Ladrón de Guevara Gonzáles, de que la Secretaría de Finanzas y Planeación tiene un adeudo con nuestra Alma Mater de 4,828.2 millones de pesos en subsidios estatales y federales de 2013 a 2015; y de don Javier Duarte de Ochoa que se empeña en aclarar que no hay tal deuda, pues lo que su gobierno le da es un apoyo, pero que este va a depender de la “posibilidad financiera” del gobierno.

Con lo que nos venimos a enterar, ahora resulta que la Educación Superior no es prioritaria en el Estado de Veracruz, y por lo mismo no se incluye en el proyecto de presupuesto de egresos que anualmente el gobernador y su asesores elaboran para llevar a cabo su Plan Operativo; como tampoco en el Congreso del Estado los diputados proponen/discuten/aprueban algunos centavos para que la Universidad Autónoma Veracruzana cumpla con sus funciones sustantivas.

De seguir así las cosas, como bien dice el refrán: A tal tiempo, tal aliento; entonces debemos ir acostumbrándonos a ver una Universidad paupérrima, sin apoyo para la innovación docente, la investigación científica/tecnológica, la difusión cultural, la creación artística; ¡Ah! Y sin recursos para dejar de ser la Institución “más violenta del país”.

Que a decir verdad, poco les importa a nuestros cultos/intelectuales gobernantes, pues ellos, como ahora sus hijos, estudiaron en otras universidades del país o del extranjero. Pero eso sí, al pueblo hay que seguir dándoles circo (ya sin pan) para que no se alebresten: larga vida al Carnaval de Veracruz, Cumbre Tajín y al Festival Fiestas Patria.

Colofón

La suspensión por dos días, además del establecido en el calendario escolar, de las clases en las escuelas de educación básica de Veracruz, es injustificable por donde se le quiera argumentar, pues no solo rompe el incipiente ritmo de trabajo en los centros educativos, impacta en la economía local y trastorna la cotidianidad de las familias, sino que además aleja el deseo de millones de padres de que sus hij@s tengan una formación que les haga ser ciudadanos comprometidos con su entorno social, cultural, ecológico y político.

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