De manera inusitada el drama de los inmigrantes sirios ha traspasado fronteras, cruzado océanos, sensibilizado a millones de personas en todo el mundo que están abriendo sus casas para ofrecerlas a estas personas que han salido huyendo de la guerra en sus países. Está muy bien, pero ¿y los gobiernos? ¿Y la Organización de las Naciones Unidas? ¿Están haciendo algo por detener esa guerra? ¿Están buscando las razones de esta guerra para mediar? ¿Tienen claro cuáles son los intereses que se mueven en ese conflicto? Ya lo dijo el niño sirio que con desesperación le dijo a un reportero de noticias: «No queremos ir a Europa, queremos quedarnos en nuestra casa. Queremos que detengan la guerra».
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