Otro periodista muerto en Veracruz. “Éramos muchos y parió la abuela”

- en Opinión

Quien piense que los periodistas críticos estamos esperando las malas noticias para darles vuelo y con ello exhibir al que gobierna Veracruz, está mal de la cabeza. Las tragedias que suceden en el estado no son asunto que celebrar, son hechos que se deben lamentar. Cualquier tipo de tragedia, ya sea que mueran inocentes o que mueran personas que por circunstancias diversas se relacionaron con la delincuencia, son decesos que se deben lamentar. Los muertos no son números rojos en las estadísticas, no son simples bajas o daños colaterales. La muerte de una persona origina dolor, para sus seres queridos, para sus deudos.

Es por ello que las muertes que sucedieron en la ciudad de Orizaba, donde seis personas murieron, entre ellos un periodista que en algún momento fue corresponsal de Televisa, debe verse como un hecho lamentable. Pero del lamento pasamos a la reflexión y entonces nos preguntamos: ¿Por qué son tan recurrentes estas muertes? ¿Hasta dónde el crimen organizado ha penetrado la estructura social, laboral y política en nuestro estado? ¿Será que nos tendremos que ir acostumbrando a vivir así? ¿Qué han hecho las autoridades para combatir este tipo de crímenes? ¿A los delincuentes, las autoridades los combaten, los fomentan o se vuelven cómplices?

Y por favor no salgan con el cuento de que si hacemos este tipo de preguntas estamos dañando a las instituciones. ¿Dónde están las instituciones? Apenas Javier Duarte se está secando el sudor de la frente por su implicación en los asesinatos de la colonia Narvarte, cuando repentinamente aparece otro asesinato en donde un miembro de los medios de comunicación fallece.

El mismo Javier Duarte, una vez enterado del crimen debió preguntarse: ¿Pero qué está pasando en Veracruz? Sigo pensando firmemente que él no tuvo nada que ver con los crímenes de la colonia Narvarte, mucho menos tiene que ver con los crímenes del bar de Orizaba, sin embargo él tiene a su encargado de la institución de Seguridad Pública, un tal Arturo Bermúdez Zurita.

Conocerá Bermúdez Zurita la misión que se anota en la página web de la dependencia que él dirige: “Conservar la paz y el orden público que permitan el desarrollo de la sociedad, procurando siempre la protección de su integridad física y patrimonial, así como el fortalecimiento del Estado de Derecho dentro del territorio veracruzano”. Por lo que vemos, esa misión no se está cumpliendo.

Pero el señor Bermúdez Zurita puede estar muy tranquilo, porque su permanencia al frente de la SSP no depende de sus resultados positivos o negativos, depende de la misma permanencia del gobernador. “Si se va Bermúdez, yo me voy”, dijo Javier Duarte cuando le exigían resultados sobre el caso Gibrán.

Pues si así están las cosas tendremos que acostumbrarnos a vivir de esta manera; o quizá mejor tengamos que hacer caso al propio Bermúdez Zurita y comprarnos un perro y un candado, lo que quiere decir, según la lógica del secretario de Seguridad Pública, que un candado y un perro son más eficientes que su famosa Fuerza Civil.

Otro periodista muerto en Veracruz. “Éramos muchos y parió la abuela”.

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