Hablar de la historia del SNTE es discutir sobre lo más podrido del sistema sindicalista mexicano. Es hacer un viaje a los sótanos de un organismo lleno de traiciones y mentiras. Durante muchos años ha habido muchos secretarios generales que han dirigido este imperio magisterial de manera déspota y sucia, sin embargo solo tres expertos alquimistas electorales, especialistas en una política tapetera y cochupos, han caminado del brazo del ejecutivo federal en turno. Estos fueron Elba Esther Gordillo Morales, Carlos Jongitud Barrios y Jesús Robles Martínez, todos ellos en su momento recorrieron los diferentes puestos gracias a una actitud cobarde y pusilánime ante el poder.
Esta tríada de secretarios fueron quitados a la fuerza por el presidente de la republica cuando dejaron de ser útiles al sistema gobernante o cuando la presión por la disidencia magisterial ha sido muy grande. Echemos un breve vistazo. Durante el cacicazgo de Robles Martínez surgió el Movimiento Revolucionario del Magisterio, encabezado por Othón Salazar, la presión que ejercieron los maestros comandados por este aguerrido líder en la década de los cincuentas contribuyeron a la caída de este cacique magisterial.
Poco después durante el férreo dominio de Carlos Jongitud surgiría un grupo de maestros inconformes con un enfoque marxista socialista, denominado la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en diciembre de 1979. Si bien es cierto que la caída de la profesora Gordillo fue debido a sus bravatas con Enrique Peña Nieto y a su supuesta oposición a la REFORMA EDUCATIVA, la CNTE ya le seguía los pasos.
Lo peor que en estos momentos pueden hacer los secretarios seccionales del SNTE en sus respectivos estados, es olvidar esta historia. Estos tres caciques asentaron sus fueros en un charrismo vergonzoso, la venta impune de plazas, la compra de voluntades políticas, el uso de recursos magisteriales para apoyar las campañas electorales, especialmente las del PRI, y el enriquecimiento ostentoso y vergonzoso era su forma de conducirse.
Y es que durante un poco más de setenta años el SNTE fue considerado el sindicato más poderoso de América Latina, las partidas federales para apoyo a los docentes eran estratosféricas, desde luego que las cuotas sindicales descontadas a los maestros siempre ha sido la mejor tajada (1% quincenal). Tan solo por concepto de cuotas, el Sindicato Nacional Trabajadores de la Educación (SNTE) recibe por día unos 6.5 millones, según información proporcionada por el mismo Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato.
Sin embargo hoy en todo el país nuevamente surgen grupos de maestros que exigen elecciones democráticas. El desabrido Secretario General que fue impuesto por el gobierno federal tiene los días contados. Es tiempo que los maestros exijan cuentas claras sobre el uso de sus cuotas sindicales. Muchos maestros señalan que no es justo que se haga un descuento del uno por ciento de manera quincenal, cuando este abogado se vendió y no defendió los intereses de más de un millón de maestros.
El SNTE no cumplió, fallo en la defensa de los derechos laborales. El Sindicato ha sido reprobado por sus mismos agremiados. Hoy existe incertidumbre en cuanto a la permanencia de los maestros, los recién egresados de las escuelas normales ahora tienen que competir con profesionistas universitarios que también quieren una plaza magisterial. El SNTE no tiene cara para exigir unidad y apoyo. El SNTE debería reconocer su condición lastimosa y vergonzosa. Si no lo hace, es muy seguro que pronto sus líderes comiencen a contemplar un futuro muy incierto que los ponga de frente con sus deudos, que tarde o temprano le cobraran la factura por mantener una actitud cobarde y pusilánime. El SNTE ha sido reprobado, Ya no es APTO para defender a los maestros.