Juan David Castilla / Xalapa, Ver. «Hoy en Veracruz estamos siendo objeto de calumnias infundadas, descalificaciones dolosas, de señalamientos falsos», exclamó el priista Víctor Rodríguez Gallegos al rendir protesta como nuevo dirigente del Comité Ejecutivo Estatal del Movimiento Territorial del Estado de Veracruz.
Se dirigió a quienes han desprestigiado al gobierno de Javier Duarte y, sentenció: «a todos ellos les decimos que seguimos adelante, unidos más que nunca a favor de nuestro estado».
El gobernador priista ha sido señalado a nivel local, nacional e internacional por las precarias condiciones que existen para la libertad de expresión en la entidad y los 14 periodistas asesinados durante la actual administración estatal.
El caso más reciente fue el homicidio del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, quien fue encontrado con el tiro de gracia e indicios de tortura en la ciudad de México, junto con la activista Nadia Vera y otras tres mujeres.
El “crimen” desató protestas en varios municipios de Veracruz, en diferentes estados de la República mexicana, así como también, en España, Guatemala, Argentina, Estados Unidos, Inglaterra, Italia y en otros países.
Nadia y Rubén habían huido de Xalapa, tras ser agredidos, perseguidos y amenazados. Existen denuncias y quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) que lo constatan.
El evento priista se llevó a cabo en el Teatro del Estado, donde jóvenes ambientaban el acto con bombo y platillo durante el Día Internacional de la Juventud.
Cientos de personas acudieron al Teatro del Estado con vestimenta color blanca, verde y roja, para presenciar el nombramiento del nuevo líder estatal del Movimiento Territorial.
Ondearon banderas con el lema: «Movimiento Territorial» dentro y fuera del recinto artístico y cultural, mismo que es utilizado de manera constante por el tricolor para eventos políticos.
El Movimiento Territorial es un legado del presidente electo de la República, Luis Donaldo Colosio, quien fue asesinado antes de tomar protesta, lo que fue catalogado como un crimen de Estado, atribuido a su compañero de partido, Carlos Salinas de Gortari.