Es el caso de Fernando Arteaga Aponte, conocido en el bajo mundo de la política, como “El huevo” ¿será por su cara? ¿Acaso que todo lo hace por sus tanates o porque dispone de los recursos públicos a güevo?
Surgido de la más ilustre universidad del priismo veracruzano, dice el periodista, la que forma y titula a sus cuadros en los barrios y colonias populares de Veracruz y Boca del Río a golpe de acarreos, fraudes y operativos electorales, Fernando Arteaga Aponte, alias El Huevo, maneja con destreza su permanencia en la dirección general del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Veracruz (Cecytev).
¡Y vaya que “El Huevo” Aponte es un personaje de la picardía veracruzana! Y no soy justo con ello, más bien de la peor picardía veracruzana, de la que encuentra en el engaño, la pillería y el cinismo sus mejores atributos.
Así, reproduzco textual, de ser “operador político del PRI en Veracruz, donde sudó lo inimaginable para contar con la simpatía de los sucesivos dirigentes priistas y, con ello, colgarse de una o varias tetas gubernamentales, el famoso Huevo ha encontrado, según todos los indicios pasados y presentes, una forma de abultar su cartera mediante un mecanismo doloso y deleznable: cobrarle a lo chino a varios de sus empleados una cuota por tener trabajo”.
Es famoso su trance en la policía bancaria y comercial, hoy conocida como IPAX, cuando este individuo, el huevo, estuvo en un tris de ser literalmente azotado por su jefe, el coronel Porfirio Díaz, quien se habría enterado de que su flamante comandante en Veracruz, Fernando Arteaga Aponte, como vil chupacabras, ordeñaba los sobres destinados al pago de los efectivos policiacos, de por sí afectados por los bajos sueldos. Fue citado a las oficinas en Xalapa, pero prefirió renunciar antes que enfrentar al mal encarado militar que era su jefe.
Más nos hubiera valido a los veracruzanos que el jefe policiaco le hubiera dado sus azotes, porque al menos en su carrera burocrática habría tenido el mayor cuidado de no defraudar a sus subalternos con tan vergonzosas exacciones.
Pero no fue así y helo aquí y ahora convertido en un verdadero truhan en el puesto que ostenta.
Hace ya tiempo que la versión de que mensualmente descuenta parte de su salario a la gente que le sirve es nota común. Lo raro es que no se hayan enterado ni el anterior ni la actual secretaria de Educación y, mucho menos, el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
De la relatoría del colega se desprende pues la urgencia de que la Contraloría intervenga teniendo como base de apoyo de un listado de nombres, puestos y montos de las cuotas descontadas mensualmente por el solo hecho de tener un puesto de trabajo en la Cecytev, por órdenes de su titular.
A Citlalli Avendaño, Coatepec, le quitan 800 pesos; a José Andrade, Coatepec, mil pesos; a Ivo Luis, director, 2 mil pesos; Virgilio Torres, director, se tiene que mochar con 4 mil pesos: Edgar H. Gallegos, director, 2 mil pesos; Carlos Braco, director, 3 mil 500 pesos; Joel Arteaga, Coatzacoalcos, 3 mil pesos; Éricka Tlaxcalteco, directora, 2 mil pesos; Alejandra Gómez, directora, 2 mil pesos; Gissel del Moral, directora, 2 mil pesos; Argelia (¿), directora, mil pesos; Dr. Limón, Naolinco, 4 mil pesos; Lic. Mares, Atzalan, 2 mil pesos, y Carlos Galicia, director, 800 pesos.
Más de 30 mil pesos esquilmados cada mes solo a estos empleados.
¿Verdad o mentira? Las áreas de control del gobierno estatal deberían investigarlo con extremado cuidado, cuidando que los afectados puedan decir su verdad sin el riesgo de ser despedidos.
Debido cuidado deberá tenerse además con este pillo de siete suelas –y esto no lo escribe Alvaro Belín, quien le dice cosas peores y muy ciertas- ya que al descubrirse el pastel al primero que puso patitas en la calle fue a su director administrativo, José Gómez Hernández por “pérdida de confianza” ¿o por ser el infidente del atraco?
Y si usted piensa que la historia ahí termina, pues no.
El administrativo Gómez ha venido solicitando recursos económicos a una embotelladora que no fueron ingresados a la cuenta oficial. La refresquera “Pepsi” es la que surte a las cafeterías de Cecytev, que les dejan millonarias ganancias.
Total que el “güevo”, perdón, el señor Huevo, anda que no él mismo se aguanta con tanta méndiga transa.
Y es que si arriba no pasa nada por qué habría de pasar algo abajo.
En fin, historias de güevos y de guevones.
Tiempo al tiempo.
*El columnista es Premio Nacional de Periodismo