Ya es un asunto que los columnistas serios están tratando: Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera tienen problemas maritales. Los medios de comunicación que los pusieron como la pareja de telenovela, son los mismos que están poniendo en evidencia ese distanciamiento entre una pareja artificial, artificiosa, que pretendía presentarse como una monarquía de “petatiux”. La gaviota se mueve por donde se le antoja, hace nido en Verona, cuando Peña Nieto, como golondrina pasajera no hace nido ni en verano. ¿Qué habrá de pasar? Si se separan, ¿la televisora de San Ángel le conseguirá otra mujer? ¿Se quedará soltero y pondrá, como Fox, a sus hijas, esas que nos consideran plebe, a cubrir los papeles protocolarios de una primera dama? No cabe duda, como dijeran en Alvarado, Peña Nieto está más salado que los huevos de un pescador.
Peña Nieto y su gaviota, una monarquía de “petatiux”
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