Mucho se enojó el senador Héctor Yunes Landa cuando los reporteros le preguntaron por el costo de su fastuoso arranque de precampaña, apenas disfrazado de informe de labores.
“Cada quién hace con su dinero lo que quiere”, respondió de mala gana Héctor Yunes, quien aseguró que su faraónico evento del domingo pasado y el dispendioso despliegue publicitario alrededor del mismo salieron de su bolsillo y de las aportaciones de “amigos empresarios”.
A “ojo de buen cubero”, entre la propaganda contratada en los medios de comunicación de todo el estado –incluyendo entrevistas, gacetillas y banners electrónicos publicados siete días antes y cinco días después del informe–, así como la producción del evento que congregó a unas diez mil personas en el World Trade Center de Boca del Río –considerando la renta del espacio, el equipo de luz y sonido, el montaje y la movilización–, el gasto total ronda los diez millones de pesos, quizás un poco más.
¿De verdad alcanza un sueldo como servidor público o una dieta como legislador –que en su caso debe ser de entre 120 y 140 mil pesos al mes–, e incluso los ingresos de un despacho de abogados, descontando impuestos, para erogar una cantidad semejante en un solo acto? Porque el apoyo económico que brinda el Congreso de la Unión para la celebración de los informes legislativos es abismalmente menor que lo que se ha gastado Héctor Yunes las últimas dos semanas.
Y concediendo que fueron sus “amigos empresarios” los que se “pusieron la del Puebla” y lo financiaron, ¿no debería esto contabilizarse como una aportación de entes privados a un acto anticipado de campaña, pues Héctor Yunes habló en abierto de sus aspiraciones? ¿Es esto legal?
La anarquía política que se vive en Veracruz ante la ausencia de una autoridad, de cualquier nivel, que ponga orden y haga que se respete la legalidad, es la causa de que todo mundo haga lo que quiera y se pase por el “arco del triunfo” la normatividad en materia electoral y hacendaria.
Porque Héctor Yunes no es el único que anda desatado gastando a manos llenas. El ex secretario de Gobierno y abiertamente declarado precandidato “independiente”, Gerardo Buganza Salmerón, desvió recursos públicos al anunciar sus aspiraciones desde una oficina gubernamental, y ahora lanzó una campaña encubierta a través de espectaculares, banners en portales Web y seguramente en inserciones en medios impresos, en la que se observa una aleta de tiburón con un mensaje que reza “alerta, se viene algo más bronco para Veracruz”, que incluye además el logo de su asociación civil Generando Bienestar y otro que será su bandera de campaña, “Veracruz independiente”.
Lo que queda de manifiesto es que tanto Héctor Yunes como Gerardo Buganza no sólo están en precampaña, sino que están recibiendo apoyos oficiales para este propósito.
El servicio de imagen y sonido para el informe de Yunes Landa fue proporcionado por la empresa CRI Congresos y Convenciones, propiedad del secretario de Turismo, Harry Grappa Guzmán. Y en una de ésas, ni le cobraron la renta del World Trade Center, lo cual no quiere decir que no se haya gastado nada, pues se trata de un bien público que habría sido puesto a disposición de un tercero.
Y en el caso de Buganza, los espectaculares como el que está colocado en el bulevar Manuel Ávila Camacho de Boca del Río son los mismo que el Gobierno del Estado de Veracruz tiene rentados de manera permanente con la empresa Publex, propiedad de David Osorio, y que tienen un costo de entre 18 y 22 mil pesos mensuales por cada cara, pues son de doble vista. Y para que nadie dude de quién lo patrocina, la tipografía de “Veracruz independiente” es idéntica a la que usa la administración estatal en sus logos.
Tanto Yunes Landa como Buganza Salmerón están obligados a transparentar esos gastos y rendir cuentas. No vayan a salir después con que “cada quién hace con Veracruz lo que quiere”.
Y por cierto, ¿dónde están el INE y Hacienda?
Una pausa
Para que su autor atienda unos asuntos de índole personal, esta columna se tomará una breve pausa y regresará a su publicación el próximo miércoles 29 de julio. A sus lectores y editores, muchas gracias.