El trabajo de Sergio Melo en el Congreso habla por sí mismo

Melo
Sergio Melo FOTO: ESPECIAL

En la Legislatura pasada hubo un gran desorden y desfalco en los recursos que se aplicaban para la Comunicación Social. Tan sólo una sola familia, los Sánchez Macías, propietaria de algunos medios impresos, se quedaba con la cuarta parte de los recursos que se asignaban para la difusión de las actividades del Congreso. Para conseguir eso se requería de la complicidad de Juan Nicolás Callejas, de su administrador y de quien llevaba prensa en el Congreso.

También se pagaban cantidades millonarias a medios que nunca tuvieron presencia, a medios fantasma y a periodistas que aterrizaban como aviadores. El orden que llegó a poner Sergio Melo, encargado de Comunicación Social del Congreso, incomodó a muchos que en un principio se le fueron al cuello, pero Melo aguantó y dejó que su trabajo hablara por sí mismo. El proceso de medios informativos en el Congreso se hizo de manera transparente, todo apegado a las reglas establecidas que daban certeza tanto al medio como a la oficina de Comunicación Social del Congreso.

Se logró algo que no se había practicado en las anteriores Legislaturas y eso también debe ponderarse. El brete en el que metieron a Sergio Melo sólo habla de la “mala leche” que se traen contra él algunos afectados por ese orden; algunos medios de comunicación y periodistas prefieren el caos, porque de ese desorden es de donde sacan más provecho.

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