El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se dio a conocer el primer día de 1994, el año en que asesinaron a Colosio. De entrada, el EZLN alcanzó la simpatía de muchos intelectuales de izquierda no sólo de México, sino de todo el mundo. El subcomandante Marcos estaba llamado a ser una figura icónica como el Che. Pero algo pasó, en el momento que más se les requirió, ellos escondieron la cabeza. Algunos afirman que a Marcos le llegaron al precio, que después de un tiempo su lucha se volvió literatura y sus ideales un manojo de ensoñaciones irrealizables.
Ahora el EZLN surge cada que la izquierda está a punto de tomar el poder, sale para oponerse a esa izquierda. Por cierto, no se les vio asomo cuando Manuel Velasco tomó el gobierno de Chiapas. En 2018, a pesar de sus esfuerzos por evitarlo, López Obrador tomó el poder. Ante esa circunstancia el EZLN pretende presentarse como la izquierda real. Ahora Marcos, con el mote de subcomandante Galeano, pretende dictar el canon de una izquierda real que salvará al mundo con sus ideas; pretende una nueva “guerra de conquista”.
¿Cómo se soportarán entre ellos los miembros del EZLN? ¿Cómo dormirán con tanta arrogancia atravesada en el cogote? ¿Cómo no perder la cordura en medio de tanto dislate, en medio de tanto discurso, en medio de tanta farsa?
El EZLN, el Comandante Marcos (y toda esa historieta que le continuó) fueron un invento comprado por Salinas (con dedicatoria al pueblo de México), para desviar la atención de lo que estaba pasando en ese entonces, en el país. Un instrumento de los canallas para la fanaticada. Como lo del «Chupa Cabras» (una estrella más de ese canal). Circo, maroma y teatro… En dónde estuvo la paz?…