De repente el mercado de la Rotonda se ha vuelto el lugar gastronómico preferido de los candidatos a alcaldes de Xalapa o de los miembros de su planilla. Se presentan con sus comitivas a comer las gorditas o los guisados que ahí se sirven para que la gente vea que ellos también son pueblo. Y es que durante la campaña, a todos estos sujetos en campaña les entra una obscena ansia por sentirse pueblo. Pero una vez pasada la campaña, no vuelven a pisar ese mercado hasta las próximas elecciones, porque ya con el puesto público ni modo de pararse en ese lugar tan olvidado de Dios.
Durante los sexenios de Fidel Herrera y de Javier Duarte era legendarias las cuentas que se pagaban en Vinissimo, cuentas diarias de una sola mesa que rebasaban los 125 mil pesos, con botellas de más de 10 mil pesos.
Ahora, como ya no está Vinissimo, porque ya se cerró previendo lo que se le venía encima y porque Paco Valencia, dueño del lugar, ahora se encuentra preso en Pacho Viejo, los nuevos funcionarios tendrán que buscar otro lugar donde ir a degustar platillos vendidos como exquisitos, a precios que ofenden la pobreza de un Veracruz en quiebra. Ah, pero a las cocinas del mercado la Rotonda ni volver, ese lugar es sólo para tomarse la foto.
Las campañas hacen magia, vuelven angeles a los monstruos.