¡Adiós PRI!, y cierra bien la puerta cuando salgas

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PRI FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

Sólo algunos, muy pocos, comprenden la magnitud de la proeza que logró Andrés Manuel López Obrador al alcanzar la presidencia. El PRI está herido de muerte, el viejo dinosaurio, padre putativo de miles de políticos corruptos, está a punto de morir en México. El tricolor, acusado durante su largo gobierno de clientelista y corrupto, desfallece.

El PRI impuso en México un régimen paternalista, presidencialista, vertical y autoritario que llegó a instaurar incluso la tradición del “dedazo”: la selección que hacía el presidente de su sucesor. Sin embargo, los escándalos de sus exquisitos miembros, la riqueza faraónica de gobernadores y legisladores resultaban en una verdadera mentada de madre para las clases populares. Y finalmente fueron éstas las que le dieron el golpe de muerte este primero de julio. El tricolor no ganó nada, nadita de nada.

Haciendo un poco de historia, se recordará que con el nombre de Partido Nacional Revolucionario fue creado en 1929 por el general Plutarco Elías Calles para acabar con las luchas intestinas entre caudillos y agrupar a las vertientes políticas surgidas tras la Revolución de 1910. Bajo el gobierno presidido por Lázaro Cárdenas (1934-1940), el PRI, que en 1938 toma el nombre de Partido de la Revolución Mexicana (PRM), llega a ser considerado “socialista” al nacionalizar la industria petrolera e impulsar la Reforma Agraria.

Es hasta el año 1946, cuando adopta el nombre actual. Hoy, los mexicanos somos testigos de la fase terminal de un partido que se corrompió él mismo, todo por su gula y hambre desmedida de poder. ¡Adiós PRI!, y cierra bien la puerta cuando salgas.

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