¿Para qué escribir?

Escribir a máquina FOTO: WEB
- en Opinión

Edgar Landa Hernández / Sentarme frente al monitor y poder sacar a relucir  las palabras exactas que hagan un eco dentro de sus vidas es algo que en ocasiones yo mismo no comprendo, pero sé que tal como a mi sirven, a Uds. mis amables lectores les serán de gran utilidad como herramientas para utilizar en su cotidiano andar. En primer lugar, la sonrisa que me caracteriza sigue siendo cómplice en el trayecto de un caminar.

El agradecimiento es otro gran don que se nos da en donde se realza la máxima capacidad de valorar cada una de las cosas que a diario se nos presentan en este excelso transitar, en donde se amalgaman paisajes, alegrías y tristezas y en la rispidez de una vida que se vive al ritmo de los demás con las prisas haciéndonos olvidar de las más grandes obras de nuestro creador, que somos nosotros mismos.

Tan solo basta que en cada amanecer se maravillen del gran milagro de la vida, es suficiente poner nuestras manos del lado izquierdo de nuestro pecho y sentir cada palpitar que nos recuerda que seguimos y estamos vivos, que se nos ha obsequiado el presente de volver a intentar de nuevo, a abrir nuestras alas y buscar lo más alto de la cima disfrutando todo lo que conlleve a su paso, disfrutar de nuestro paseo sacándole provecho a cada situación que se nos presente, no buscando por qué, sino el para qué.

Descubriendo que la verdadera felicidad radica en un camino por lo cual hemos de recorrer hasta encontrar nuestra real misión aquí en la tierra. Somos maestro y alumno en los episodios que se vuelven épicos dejando una estela de huellas que habrán de seguir los que vienen atrás. Será la sabiduría la que nos brinde la decisión de saber discernir cuándo somos el maestro y cuándo el alumno.

Tal vez lo que escriba ya este dicho, solo trato de darle mi estilo, mi manera de observar cada momento de una forma diferente, única, llena de amor y humor, que sea entendible, sencillo y ameno. Y que al final seamos como el sediento y el aguador, ambos se necesitan para cumplir el gran ciclo de la vida.

Mi forma de ver la vida es como utilizar las palabras coloquiales a los versos que emergen dentro de la misma poesía de mí existir.

Se los dice su amigo de la eterna sonrisa

Édgar Landa Hernández.

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