Rafael Pérez Cárdenas / Una vez que las dirigencias nacionales de los partidos políticos han definido la ruta a seguir en la elección presidencial, esta semana será definitiva para conocer la suerte que seguirán las entidades federativas, particularmente, sobre la decisión sobre quiénes serán los candidatos al Gobierno estatal. De esta forma, es posible que antes de que inicien las posadas, ya tendremos a los contendientes a suceder a Miguel Ángel Yunes.
No podía ser antes, no sólo porque la ley electoral ha marcado tiempos específicos, sino fundamentalmente porque el tablero nacional no había acabado de recomponerse. Desde la integración del Frente Ciudadano a inicios de septiembre se sabía del primordial interés de los dirigentes nacionales de ser candidatos: Ricardo Anaya a la Presidencia de la República y Alejandra Barrales al gobierno de la Ciudad de México. Dante no ha hecho pública su pretensión, pero si los dos primeros lograron su objetivo, es lógico que el ex gobernador de Veracruz logre el suyo.
Tanto Anaya como Barrales lograron mantenerse contra viento y marea. El barco de la hoy coalición amenazó con hacer agua en varias ocasiones y parecía que cambiaba de capitán. Sin embargo, sobre la hora, el pasado viernes llevaron a cabo el registro ante el INE, y con ello, se formalizó el relevo de ambos dirigentes para poder estar en condiciones de registrar su candidatura.
Se ha dicho que Dante y el Movimiento Ciudadano habrían puesto en la mesa de negociación el estado de Jalisco, sin embargo, ante la ventaja que lleva Enrique Alfaro –quien gobierna Guadalajara y controla toda la zona metropolitana de la capital-, se ha considerado que vayan solos para evitar la cesión de posiciones y candidaturas al PAN y PRD, que poco representan en aquélla entidad.
Entonces, las pretensiones de Dante estarían en Veracruz y no precisamente en la candidatura al Senado. Ayer domingo circuló con singular profusión una fotografía donde se ven dialogando Dante Delgado y Miguel Ángel Yunes; ninguno de los dos se mira a la cara, se evaden. Y aunque el gobernador veracruzano está apostando a su vínculo con Ricardo Anaya para mantener la candidatura a favor de su hijo, es muy probable que haya sorpresas.
Y Miguel Ángel Yunes lo sabe. Él logró consumar su venganza en contra de Dante de forma que pudo llevarlo a la cárcel. Dante estaría por consumar la suya en la persona del hijo del actual mandatario. Quién iba a decir que si antaño la suerte de Dante estuvo en manos de Miguel Ángel, hoy la suerte de Miguel Ángel está en manos de Dante. La libertad y la sangre son cosas con las que no se juega.
En la esquina de enfrente, como cada seis años, las cosas se le empiezan a descomponer a López Obrador. Luego de su desafortunada propuesta de amnistía a jefes de cárteles de la droga –intentar aclarar su dicho frente a la convicción del auditorio resulta ocioso-, ha tenido que salir a tirar flores lo mismo a la iglesia que a los empresarios.
Por si fuera poco, en su edición de este domingo, la revista Proceso exhibe el turbio manejo de los recursos públicos asignados a Morena. López Obrador no rinde cuentas a nadie. Su franquicia no ha reportado en ninguna plataforma cómo administró cerca de 800 millones de pesos, sin contar las aportaciones que de su sueldo realizan senadores, diputados y presidentes municipales. Ha ignorado las recomendaciones del INAI y acusa a sus enemigos cuando alguien pregunta sobre el manejo financiero de Morena. ¿Dirá también que Proceso pertenece a la mafia del poder?
Pero en la aldea, esta es la semana D para los senadores priistas que aspiran a la nominación. Ambos han guardado las formas políticas aunque sus grupos ya estén ansiosos de que haya una definición. Y no les falta razón: la demora implica el retraso en el cambio de dirigencia del partido, y con ello, en todas las tareas políticas y electorales que se deben realizar. El tiempo apremia, y frente a la estrategia del Gobernador, los priistas parecen no darse cuenta que el proceso electoral inició hace muchas semanas.
Esta semana llegará el nuevo delegado del CEN del PRI, el ex Gobernador de Colima, Fernando Moreno Peña, quien traerá bajo el brazo la convocatoria que podría publicarse esta misma semana. Pero antes, para evitar el intrincado camino legal del relevo en la dirigencia estatal, habrá cambio de Presidente. Serán ellos dos, el delegado del CEN y el nuevo Presidente, quienes se encarguen de poner en estrados la nueva convocatoria y apaciguar la hoguera de los grupos.
Concluye también, esta misma semana, el periodo ordinario de sesiones en el Senado de la República. Tanto Héctor como Pepe tienen listas sus respectivas licencias. Llegarán en una carrera parejera hasta el final, lo que legitimará el proceso interno. Lo que Meade necesita son votos y en su cuarto de guerra ya saben quien se los puede dar.
Para quienes se han quejado del frío intenso de este fin se semana, no se preocupen los días por venir están que arden.
Las del estribo…
- El escenario era ideal para encontrar la coartada perfecta que facilite su relevo sin tener que aceptar que la estrategia falló. Tiene el sello de la casa productora. Espero sinceramente que el funcionario se encuentre muy bien, por él y por la tranquilidad de su familia; distinguir entre lo público y lo privado es una obligación ineludible de los medios.
- Aunque fuera en tono de broma, el comentario de la esposa del gobernador del estado respecto de que será madre de dos gobernadores, sólo viene a confirmar la aspiración monárquica de los vástagos. Fidel lo intentó hacer a través de sus hijos putativos, Miguel Ángel, de sus hijos de sangre. Veracruz sigue atrapado entre la ambición y el cinismo.
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