Dice Samantha Sáenz, conocida como #LadyMuertadeHambre en redes sociales, que el mensaje que mandó a los periodistas (a los que les quede el saco), sólo era para sus amigos de Facebook, no para el dominio público. Pero si desde el principio de su mensaje ella afirma que el mensaje ni siquiera era para sus amigos, porque a quien se dirige es a los periodistas que se quejaron por el «mal entendido» que se originara por el pastel que era para Bingen Rementería.
La joven, ahora sabemos, trabaja como fotógrafa para su tía, es decir, méritos cero, porque es la familiaridad con la diputada por lo que tiene el trabajo. Esta última circunstancia agrava la situación, pues ella comparte un trabajo con los reporteros a los que ofendió; sí usa una cámara y reporta con imágenes lo que su tía hace, ella es reportera.
Ahora se siente ofendida porque invadieron su privacidad, ahora anda buscando al traidor que entregara el pantallazo a la prensa; sólo falta que quiera denunciar a los medios que difundieron su comentario, que sólo era para sus amigos. Si tuviera dignidad renunciaría, pero eso es pedir mucho de alguien sin méritos.
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