Elena Córdova / Recientemente leí que varias actrices de moda estadunidenses se quejaban de la desigualdad laboral (y por ende salarial) frente a sus compañeros actores masculinos, en el mundo mágico de Hollywood, en los E.U. Las famosas estrellas pelean lo que consideran debe ser un acto de justicia en ambos contextos. En ese mismo sentido, estudios serios también develan que, a nivel mundial, hay menos directoras de cine que sus contrapartes masculinas en un porcentaje no mayor del 10% a nivel mundial. Por citar un ejemplo, el año pasado, 2016, en el famoso Festival de Cannes tan solo un 7% de las 1.800 películas presentadas en el Festival eran dirigidas por mujeres. Sintetizando, estoy segura de que, en una investigación más detallada de estos fenómenos, se encontraría una percepción de género en contra de la participación y dirección de las mujeres en un mundo aún dominado por los varones, tanto como actores como directores de cine y del mundo Hollywoodense. En pocas palabras, por costumbre, ellas, por ser mujeres deben ganar menos, punto. He aquí un asunto de desigualdad laboral y discriminación.
Ahora bien, sólo basta buscar en la web, y veremos que a nivel mundial existen muchos casos como el anterior, y aplica en todos los ámbitos profesionales: empresa, deportes, gobierno, no sólo en el mundo actoral, etc.
En nuestro país, sin temor a equivocarme, las cosas no son nada halagadoras y aún persisten fisuras que no se ve para cuando estrecharse ya ni se diga cerrar. En este caso, sólo nos abocaremos en el tema de la mujer en el gobierno, en la administración pública del país. Como referente objetivo y oficial, tenemos que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde hace un buen tiempo ha señalado que la desigualdad y la discriminación de género en materia laboral “existen en las instituciones de la administración pública federal (APF), que se reflejan en puestos, cargos directivos, salarios y promociones”. Nada nuevo bajo el sol, como podemos ver. En ese mismo tenor, la CNDH, en el Estudio sobre la igualdad entre mujeres y hombres en materia de puestos y salarios en la administración pública federal 2015, relata que las mujeres ganan menos que los varones y ellas suelen quedar excluidas de los cargos directivos superiores y de mando, a pesar de que tienen, en promedio, mayor escolaridad que los varones. Indudablemente, la experiencia laboral nos enseña que los casos de excepción tienen que ver con la esfera de lo político: influencias, recomendaciones, amistades, familia, etc.
A raíz de un evento llevado a cabo, en la dependencia federal, SAGARPA, a la cual orgullosamente pertenezco me pude percatar de los grandes esfuerzos que se hacen por parte de la administración pública federal, para poder reducir significativamente este infortunio profesional y económico. Fue así como el 11 de julio del año en curso, el Secretario José Calzada Rovirosa, en un importante evento oficial en el cual se otorga la Certificación Nivel Plata en Igualdad Laboral y No Discriminación de la dependencia federal que dignamente representa, en razón de las buenas prácticas y debida aplicación de la Norma Mexicana en Igualdad Laboral y No Discriminación, que viene a ser el instrumento del Gobierno de la República que busca promover el acceso y permanencia de las mujeres y los grupos en situación de discriminación al mercado laboral con igualdad de oportunidades. Sería largo señalar todo el proceso que implica la obtención de este distintivo, el cual también aplica en las instituciones de carácter privado como las empresas mexicanas. Sólo como como antecedente cito que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) a partir del 2009, instrumenta la Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2009 para la Igualdad Laboral entre Mujeres y Hombres. El objetivo de esta Norma se estableció con el fin de evaluar y certificar las prácticas en materia de igualdad laboral y no discriminación, implementadas en los centros de trabajo además de dar cumplimiento a la normatividad nacional e internacional en materia de igualdad y no discriminación laboral, previsión social, clima laboral adecuado, accesibilidad, ergonomía y libertad sindical. Dicha norma, a raíz de los cambios en las normativas en los temas que aborda, se fortaleció dando como resultado el cambio de su denominación quedando como NMX-R-025-SCFI-2012.
Como podemos ver, al igual que sucede como muchas leyes y reglamentos, en México, no es la falta de normatividad lo que permite la vigencia de prácticas tan nocivas como el tema que hoy nos atañe, como suele suceder aún, siempre tiene que ver la cultura, costumbres y la prominencia de un mundo laboral masculino que se niega a reconocer la institucionalidad, dedicación y entrega, por encima incluso del nivel académica, de las mujeres en el campo laboral gubernamental y privado. Ello solo será una realidad cuando la responsabilidad social en los centros de trabajo con los sectores más desfavorecidos de la sociedad sea un valor y no solo letra muerta en las leyes. Es largo el trecho, pero se sigue caminando, de eso no hay ninguna duda.
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