La historia coloca a cada quién en su lugar, su juicio es inapelable. Esta misma tiene entre sus archivos la sucia elección presidencial, donde se puso de manera ilegal como presidente a Felipe Calderón; fue un domingo del 2 de julio de 2006, fue la más competida en la historia de la República Mexicana. En ese tiempo el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró válidas las elecciones presidenciales, a pesar del cúmulo de pruebas en contra.
Años después, el mismo Felipe Calderón reconocería las controversias de su llegada a Los Pinos; «Haiga sido como haiga sido», declaro. Hoy la historia de su llegada ya se le olvidó a este singular personaje afecto a las bebidas etílicas; prueba de ello es que en su cuenta de Twitter el expresidente Felipe Calderón tuiteó: «Reclamar triunfos que no se obtienen, alegar triunfos que no se demuestran, mentir a los ciudadanos. Mismo guion, mismo personaje», desde luego en clara alusión a AMLO.
Y es que la pareja compuesta por Felipe Calderón y Margarita Zavala dan de que hablar, ya que minutos más tarde, Zavala tuiteó: «¡Estamos con memo Anaya en las calles de #Saltillo, exigiendo que se respete el voto de los coahuilenses!»
Lo que deberían hacer estos señores es, primero, ponerse de acuerdo, y en segundo lugar, que Felipe Calderón recuerde el papel tan burdo que hizo como presidente, y sobre todo la manera en cómo llegó a la presidencia. Como decían las abuelas, «hay que ser cochino, pero no tan trompudo».
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