Aunque parezca complicado el tema de la controversia energética entre los tres países que conforman el T-MEC, el asunto es bien sencillo. Los tres países hicieron un pacto legal, por escrito, y quien incumpla ese pacto, pues entonces quedará fuera de ese pacto. El presidente López Obrador puede decir misa desde su púlpito de las mañaneras, puede apelar a la soberanía, al nacionalismo y al populismo. Pero si legalmente está infringiendo las normas escritas en el Tratado de Libre Comercio entonces deberá corregirlas o deberá salir de dicho pacto.
La mañanera de este viernes el presidente desinformado y populista dijo: “No hay ninguna violación al tratado, que le quede la tranquilidad al pueblo de México, que no estamos incumpliendo ningún compromiso. Desde el inicio del gobierno cuidamos no comprometer el petróleo, que eso nos llevó a detener la negociación casi dos semanas”. Idelfonso Guajardo, quien era secretario de Economía en el gobierno de Enrique Peña Nieto, señaló que era de esperarse, que el gobierno de los Estados Unidos había mandado varias señales de que se iniciaría esta controversia.
Pero López Obrador se envuelve en la bandera mexicana y declara: “No vamos a ceder porque es un asunto de principios, tiene que ver con nuestra soberanía, eso les cuesta trabajo a los intelectuales orgánicos”. De poco le valdrán esos principios, si se demuestra que México está violando las normas del T-MEC.
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