Brenda Caballero / “¿Era su amante?, la esposa no creo”, “¿Qué hacía con un hombre tan mayor?”, “Ella tiene la culpa por casarse con un hombre tan grande”, “Seguramente era su sugar daddy y estaba con él por dinero”, “Tenía 21 años y él 79”, “Ya vieron que el carro del abogado cuesta más de 2 millones de pesos”, “Lo encontró con su amante en un privado, ella le reclamó y él le disparó”, “Es un afamado abogado que se codeaba con políticos y magistrados”, “Se parece a Don Camerino, él de la Familia Peluche”, “Seguramente ya ni se le paraba”, “Usaba viagra”…. ¡Cuánta banalidad! ¡Por Dios!
Es increíble que se visibilice más un auto de lujo en las redes sociales que la violencia y el feminicidio de una mujer, incluso que se le siga culpando a la víctima aún después de muerta.
Le invito a volver a leer los comentarios del primer párrafo de esta columna… ¿Cuántos condenan el feminicidio?
No puedo poner todos los comentarios que se dan en las redes sociales, pero muchos son misóginos, machistas y hasta de cierto modo “van normalizando” el feminicidio. En mi opinión, hasta mencionar la diferencia de edades es una forma de justificación.
El jueves por la noche, Yrma Lydya fue asesinada a manos de su esposo. Estaban en un restaurante de la Colonia del Valle en la Ciudad de México, cuando según testigos allí presentes escucharon un ruido seco, similar a cuando un objeto se cae; poco después el mismo sonido los hizo voltear a un área privada del lugar; entonces muchos salieron corriendo, mientras otros observaron cómo el hombre le disparaba en la cabeza a la mujer dejándola muerta en su asiento. A pesar de la confusión en el lugar, el agresor fue detenido por el escolta de un comensal.
Más de un día, Yrma Lydya ha sido trending topic en redes sociales, pero no por sus interpretaciones, pues era cantante de música regional mexicana, sino por su asesinato.
Pero ¿qué muestra el feminicidio de Yrma Lydya? Que la violencia hacia las mujeres no es exclusiva de un estrato social, sino que se manifiesta en todas las denominadas clases sociales.
Yrma Lydya no sólo era una joven de cara bonita, era una mujer preparada. En alguna entrevista ella declaró: “estudié canto a la par de ballet clásico, también actuación, modelaje, pintura, creación literaria y empecé a conocer diversas disciplinas del arte y me empecé a entusiasmar porque se me presentaban oportunidades muy bonitas”.
Ella incursionó en la Compañía Nacional de Danza y en The Royal Academy of Dance, practicó gimnasia rítmica y fue campeona nacional.
De acuerdo a versiones periodísticas en diciembre del 2021, denunció violencia familiar en contra de su esposo Jesús “N” porque le puso una pistola en la cabeza.
¿Cuántas y cuántas veces hemos escuchado denuncias previas de mujeres por violencia familiar?
Hoy Yrma Lydya está muerta, Y aunque su esposo está detenido, no encuentran el arma homicida.
¿Veremos acaso otro caso de impunidad ante un feminicida? ¡Dejemos un poco las banalidades y alcemos la voz! ¡Justicia para las mujeres violentadas y asesinadas! ¡Castigo para los feminicidas!
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¿Por qué nadie atendió a la señora que se manifestó el viernes afuera de la Sefiplan desnudando su torso?
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