Se llena la boca el presidente Andrés Manuel López Obrador acusando a los diputados del bloque opositor como traidores por no apoyar su iniciativa de Reforma Energética. «Si no alcanzamos las dos terceras partes de los votos para la reforma eléctrica, de los entreguistas, conservadores y reaccionarios, enviaré de inmediato, al día siguiente, el lunes una iniciativa para modificar la ley minera (…) Si hay una traición ya estamos protegidos, la Corte hace unos días declaró constitucional la ley a la Industria Eléctrica», dijo el presidente en su informe número 13, este por los 100 días de su cuarto año de gobierno.
¿Quién es realmente el traidor? ¿Quién es el que prometió que su gobierno no sería como los anteriores? ¿Quién publicó una Cartilla Moral y después la usó como papel higiénico? ¿Quién dijo que se había acabado el nepotismo y el influyentismo y después dejó que sus hermanos, hijos, primos y sobrinos utilizaran las dependencias de gobierno como parte de su patrimonio? ¿Quién no ha podido poner un alto a la corrupción de la Nahle, de Cuitláhuac, de Delfina, de Bartlett, de Mario Delgado, de Gertz Manero y de tantos otros?
¿Quién reclamaba cada acción corrupta del gobierno de Peña Nieto, pero hoy justifica a diario la riqueza inexplicable de su hijo? ¿Quién traicionó sus ideales y los cambio por treinta monedas de plata? ¿Quién cree que la popularidad es mejor que la eficiencia en el gobierno? ¿Quién no ha podido poner un alto a las balaceras y a las ejecuciones en todo el país? ¿Quién? Pues usted señor presidente. Para millones de mexicanos, los que no acudieron a su farsa de consulta, el traidor es usted.
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