Jorge Díaz Bartolomé / Al margen del Río Papaloapan florecieron pintorescos pueblos que tuvieron su mayor desarrollo a finales del siglo XIX y principios del XX, dejando con ello un importante legado que se ve reflejado en su arquitectura.
Uno de ellos es Otatitlán, conocido en aquella región del Sotavento como el Santuario. Su historia en la Nueva España inicia el 20 de abril de 1596 cuando después de 80 días de travesía, llegaron a la Villa Rica de la Vera Cruz tres imágenes talladas en madera de Cristo Negro. El primero sería llevado a Esquipulas, Guatemala, el segundo a Chalma, en el actual municipio de Malinalco, en el Estado de México y el último a Otatitlán, Veracruz; diez años después sería concluido el templo primigenio, antecedente del que conocemos en la actualidad.
Chacaltianguis es un pueblo hospitalario, conocido como la “Esmeralda del Papaloapan”, la arquitectura vernácula se ve reflejada en pintorescos y coloridos portales que invitan a la fotografía. El orgullo del pueblo es la Parroquia dedicada a San Juan Bautista, diseñada con 16 arcos interiores de medio punto y veinte contrafuertes que sostienen una pesada viguería, colocada a dos aguas en la nave principal. La principal artesanía de la localidad es un fino bordado llamado “enrejillado”; dentro de la gastronomía figuran los tamales de elote y los “cabecita de perro”, elaborados a base de anís y chicharrón y dentro de la variedad de dulces típicos figura la mazorca de mamey.
Para acceder a cualquiera de estas localidades, el visitante lo puede hacer por río o por tierra, si escoges la primera, tendrás que utilizar la panga, un medio de transporte muy popular en la primera mitad del siglo XX. Conoce y disfruta la riqueza cultural que tiene nuestro México.
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