Rocío Nahle, en los meses que ha gobernado Veracruz, ha demostrado que la soberbia es mala consejera, que negligencia es mala compañía, que los gestos y las jetas son mala señal; Rocío Nahle debe entender que las vísceras deben quedarse en el estómago, que no deben arrojarse por la boca. Las crisis que ha enfrentado la gobernadora de Veracruz han sido mal manejadas, dicen sus subalternos, que la señora no se deja aconsejar.
El asesinato de la maestra Irma Hernández en Álamo, Veracruz fue una primera muestra de que Rocío Nahle debe escuchar consejos. La crisis de las inundaciones en el norte de Veracruz mostró que la gobernadora no puede dominar su carácter irascible. Es por ello que cuando el ciudadano común escucha que hay posibilidades de revocarle el mandato a Rocío Nahle, no lo piensa mucho y dar por hecho que los veracruzanos ya no la quieren como gobernadora.

