Sabía usted que el proceso de digestión de los buitres se caracteriza por un sistema digestivo extremadamente ácido que, junto con la flora intestinal adaptada, destruye las bacterias peligrosas de la carroña. Esta acidez tan potente permite a los buitres digerir carne en descomposición sin enfermarse, neutralizando virus, bacterias e incluso toxinas como el botulismo. Ese mismo sistema digestivo tiene la tribu de Morena, particularmente aquellos que acudieron a la zona del desastre en el norte de Veracruz para tomarse la foto en medio de la desgracia. Ahí se les ve, entregando despensas en cajas o bolsas con su nombre, despensas que seguramente usted donó en algún centro de acopio.
Ahí se les ve a todos, cubiertos de lodo, en un escenario que les es ajeno. Y no se crea, los que actúan de esa manera ante la desgracia no son empáticos, ni sienten conmiseración, tampoco es generosidad, esos sujetos sienten un apetito inicuo, insano por devorar la carroña política que se puede recoger en medio de la desgracia ajena. Pero para la gobernadora Rocío Nahle esos no son buitres, no son carroñeros. Buitres y carroñeros son los que la acusan de negligente, de no saber responder ante las crisis, de soberbia y prepotente.
Buitres y carroñeros son los veracruzanos del norte de Veracruz que no pueden esperar 21 días en el lodo apestoso a que les llegue la ayuda; buitres y carroñeros aquellos que la acusan frente a la presidenta que prometió ayuda “y no hizo nada”. Pero esos, que en medio de la desgracia se van a tomar la foto, entregando una despensa con su nombre, esos no son carroñeros, esos militantes de Morena son buenas gentes.
