Marcha zombie, ¿participar o no participar? Si tienes el cerebro sano, no participarás, si tienes el cerebro dañado, participarás

Marcha zombie, ¿participar o no participar? Si tienes el cerebro sano, no participarás, si tienes el cerebro dañado, participarás
Marcha zombie, ¿participar o no participar? Si tienes el cerebro sano, no participarás, si tienes el cerebro dañado, participarás FOTO: WEB

En la ficción moderna, los zombies son típicamente seres con el cerebro dañado o en estado de descomposición, lo que les impide tener inteligencia, sentimientos o memoria, pero les permite un instinto básico de supervivencia y hambre. En un mundo saturado de estímulos efímeros, la “Marcha Zombie” —esa pseudo-tradición importada de la cultura pop estadounidense, inspirada en películas de muertos vivientes— se erige como un ritual vacío que muchos jóvenes, con el cerebro dañado, abrazan con entusiasmo acrítico.

 Programada para el 31 de octubre en varias ciudades, esta marcha invita a los participantes a disfrazarse de zombies y deambular por las calles en una parodia de apocalipsis, bajo el pretexto de “diversión alternativa” o “expresión cultural“. Sin embargo, esta moda revela una profunda carencia de valores en la generación millennial y Z: en lugar de canalizar su energía hacia causas reales —como el cambio climático, la desigualdad social o la preservación de tradiciones auténticas—, optan por una imitación burda de lo macabro y lo superficial.

 ¿Qué dice de nosotros que optemos por simular la muerte colectiva en vez de combatir la erosión de la empatía y la solidaridad? Esta “tradición” no es más que un eco de la decadencia hollywoodense, fomentando el consumismo de disfraces desechables y el exhibicionismo digital, sin dejar huella positiva en la sociedad. Participar o no participar, esa es la cuestión. Si tienes el cerebro sano no participarás, si tienes el cerebro dañado participarás.

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