Esaú Valencia, dice el profe Esteban Bautista, “es un buen ser humano”, lo que no alcanza para que sea una persona inteligente. De hecho, por el rancho dicen que los pendejos resultan ser siempre buenas personas. Como periodista, no cabe duda que Esaú es de los buenos, de los que han gastado mucha suela caminando en el oficio. Sin embargo, apenas lo hicieron encargado de prensa del Congreso de Veracruz, el señor se elevó por los suelos y puso por delante de todos, su currículum, pensando que a ese puesto se llega por méritos. Esaú se enteró que con ese cargo podría empezar a prometer y prometió. Pero prometió tanto que al final no pudo cumplir y esas promesas falsas le están pesando.
Esaú Valencia se dejó chamaquear y entre los beneficiados con convenio en el Congreso anotó a un grupito que, a la orden de Juan Javier Gómez Cazarín, empezaron a golpear al secretario de Gobierno, de quien pidieron su inmediata destitución, que porque extrañaban los tratos y los moches del Bola 8. Ya se habla de la posible salida de Esaú de Comunicación Social del Congreso de Veracruz, ya hasta se menciona a su posible sucesor. Señala el periodista Miguel Valera: “Por circunstancias de la política, cuyas arenas siempre son movedizas, Esaú dejará el cargo de Coordinador de Comunicación Social del Congreso del Estado para entregarle la estafeta a Silverio. Esaú Valencia ha pasado días difíciles. Grillas, ataques infundados, desgaste de grupos internos. Eso, naturalmente, lo ha forjado, le ha dado más carácter, más experiencia”.
Una de esas experiencias que se lleva Esaú es a no confiar tanto en sus amigos, ese grupito jarocho que nada más lo embarcó, que le hicieron creer que le ponían su pluma a disposición, sin saber que ellos son empleados de planta de Cazarín. De hecho, Esaú ya inició las pláticas con Silverio Quevedo, su posible sucesor, pláticas que se están llevando a cabo en un restaurante discreto de la Plaza El Juguete. ¡Bueno, ni tan discreto!
