Después de la tremenda zarandeada que la gobernadora de Veracruz recibiera por parte de los medios locales y nacionales, Rocío Nahle, en entrevista con Joaquín López-Dóriga, reconoció que la muerte de la maestra Irma Hernández fue un “homicidio doloso”. Antes de eso la gobernadora de Veracruz había informado que la maestra, «les guste o no les guste, murió de un infarto». La lectura de varios periodistas y analistas fue que la gobernadora pretendía suavizar el crimen, pretendía evitar la palabra asesinato, como si en Veracruz esos crímenes no ocurrieran.
Entrevistada por un suavecito y aleccionado López-Dóriga, Rocío Nahle declaró: «Es lamentable, la muerte de una persona sea quien sea es lamentable, y este lamentable asesinato, porque fue un asesinato el de la maestra, pues nos ha consternado a todos». Sensibilizada por la crítica de algunos medios, Rocío Nahle dijo que le costaba trabajo hablar del crimen: «Voy a tratar de no revictimizar a una persona, es lamentable lo que pasó con la maestra. No sabes cómo me duele hablar de esto, porque es revictimizar a la persona. Es homicidio doloso, está dentro del homicidio doloso en Veracruz».
Eso sí, cuando le preguntaron si había llamado “miserables” a los periodistas que la criticaron, Rocío Nahle negó haberlos llamado “miserables”, pero después reafirmó sus dichos: «Yo dije, palabras textuales, ‘es de miserables utilizar la desgracia ajena’». En conclusión, si llamó miserables a algunos. ¿Quiénes? Pues los que la criticaron.
