La “chiquirefineria” clandestina de Coatzacoalcos, una piedra en el zapato para la 4T

Es fácil imaginar un taxi circulando sin permisos o con placas clonadas, o un antro operando en la clandestinidad, sin que las autoridades lo sepan, dado el vasto territorio de nuestro país. Sin embargo, tarde o temprano, las autoridades se enteran, no necesariamente por sus investigaciones, sino porque alguien presenta la denuncia correspondiente.

Ahora, ¿puede imaginarse una refinería en Coatzacoalcos funcionando sin que las autoridades de los tres niveles de gobierno estén al tanto, ni tampoco las de Protección Civil o Desarrollo Urbano? Resulta difícil de creer.


Esta situación pone en evidencia el contubernio entre PEMEX y los delincuentes de cuello blanco, sin mencionar a las autoridades que, probablemente, recibían sobornos para hacerse de la vista gorda.
Por ello, las declaraciones de la presidenta Sheinbaum, asegurando que se investigará a fondo el asunto, suenan poco convincentes. Ante esta situación, es imprescindible identificar a los responsables. No hay otra opción: para que los gobiernos de los tres niveles salgan bien librados, alguien debe rendir cuentas y enfrentar la justicia. Es lo mínimo que se espera.

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