Jacobo Domínguez Gudini, doctor en Derecho por la Universidad de Almería, España, dice que se alejó de la Universidad Veracruzana al sentirse “muy decepcionado por la falta de seriedad y mediocridad de sus autoridades”. Sobre la intentona de Martín Aguilar Sánchez de perpetuarse en el cargo de rector, Domínguez Gudini señala: “Hoy veo con decepción, un intento burdo de la Rectoría de perpetuarse en el Poder. Como jurista, quiero ser claro: la ley universitaria no permite la prolongación del mandato del actual rector. Es un fraude a la ley, no una interpretación. Políticamente, es un golpe de estado a la autonomía universitaria. Rechazo intelectualmente y éticamente, esa emboscada a la autonomía de la UV”. Tiene razón Jacobo Domínguez Gudini.
Tratemos de indagar qué trae en su mente el rector Martín Aguilar Sánchez, qué se le metió en la mente que lo llevó a intentar romper el marco jurídico de la UV con tal de quedarse en el cargo. A Martín Aguilar Sánchez, como le ocurrió al rey babilonio Belsasar, se le presentó un ángel que escribió en la pared de su dormitorio las palabras: “MENÉ, MENÉ, TEQUEL y PARSÍN”. Daniel el profeta interpretó esas palabras y le dijo al atribulado rey: “Dios ha numerado los días de tu reino y le ha puesto fin. Has sido pesado en la balanza, y fuiste hallado defectuoso”. Sí, el rector de la UV ha sido pesado y ha sido hallado defectuoso.
De hecho, como le sucedió al Raskolnikov de Dostoyevski, él mismo rector lo sabe y por ello se siente culpable del crimen de mediocridad; ese sentimiento no lo deja en paz. Es por ello que Aguilar Sánchez no se siente digno de participar en un concurso de selección, es por eso que se quiere autoimponer como rector. Hablando con la franqueza soez que me caracteriza, el actual rector quiere convertir a la Universidad Veracruzana en un chiquero, en una alberca de mierda; él quiere ser el rey en esa alberca de mierda. Eso es lo que trae en su mente el insustancial Martín Aguilar Sánchez.