Si Esteban Ramírez Zepeta conociera, aunque sea un poco lo que significa tener dignidad, este ya hubiera puesto su renuncia como presidente de Morena, ante el Comité Ejecutivo nacional. Sus resultados son una mala carta de presentación y fortalecen la idea de que muchos candidatos fueron palomeados con el visto bueno del presidente local de Morena. Resulta cierta aquella frase que dice, «el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano», sin embargo, en Veracruz el padre del fracaso electoral tiene nombre, y este es: Esteban Ramírez Zepeta.
Por cierto, el que vino a echar sal a las heridas de la derrota fue el senador de Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, este opinó que el dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta debe concluir su encargo.
En conferencia de prensa señaló que, «No quiero hacer leña del árbol caído, pero estoy de acuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum, tienen que concluir sus encargos». En otras palabras, Esteban Ramírez Zepeta debe de asumir la responsabilidad por haber perdido el 50 % de los ayuntamientos que Morena ya tenia en su poder. ¡Y todo por andar haciéndola de noviecito adolescente!