Como oportunamente señalamos, en Veracruz el responsable de la debacle de Morena se llama Esteban Ramírez Zepeta, el “cazachichifos”. Él es el perro más flaco al que hay que echarle las pulgas. Pero hay otro “perro flaco” más grande y al que las cosas también le salieron mal. Señala el periodista Carlos Loret de Mola en su columna de El Universal: «En Palacio Nacional están enojadísimos con “Andy” López Beltrán, el hijo del expresidente López Obrador. Lo responsabilizan del vacío en las casillas para la elección judicial y de los tristes resultados de Morena en las elecciones de Veracruz y Durango.
»Me dicen fuentes de primer nivel que Andy recibió todo el respaldo de la presidenta y su partido para encargarse de la operación electoral. No sólo eso: once gobernadores le dieron dinero en efectivo —millones— para aceitar la maquinaria electoral del oficialismo y lograr tres objetivos: El primero, que acudieran 20 millones de personas a votar en la elección judicial.
»El segundo, que Morena se quedara con las tres ciudades más importantes de Durango. Y tercero, que el partido aumentara su presencia electoral en Veracruz». Falló el hijo de López Obrador, falló por su soberbia y la falsa creencia de que el carisma se hereda.