El caso es que el Bola 8 hizo de la Secretaría de Gobierno una cueva de hampones. Desde esa oficina operó para encerrar a varios adversarios del régimen morenista; desde ahí lanzaba amenazas contra periodistas, a los que en alguna ocasión les dijo, “vamos a ver de qué lado están”. Coincide que, apenas iniciaron las campañas a gobiernos municipales, Eric Cisneros Burgos abandona la cloaca, donde húmedo y pestilente residía, para empezar a dirigir la orquesta del caos. Coincide también que algunos comunicadores, los que sí se pusieron de su lado, esos que le ponen precio a su pluma, empezaron a atacar al secretario de Gobierno, acusándolo de no actuar, como sí actuó el Bola 8; con mano dura.
Nos referimos a comunicadores que prefieren al “monstruo” que estuvo antes, porque dicen, los problemas de Veracruz no los resuelve un héroe: “A veces para ganar una ‘batalla’ como la que libra Veracruz, no se necesita un ‘héroe’ sino un ‘monstruo’ y Ahued no tiene ese perfil”. Si Veracruz necesita un “monstruo” para la solución de sus problemas, pregonan estos comunicadores, “entonces que regrese el Bola 8”.

