En México hay una factura histórica que no se le ha podido pagar al magisterio. Es una realidad que muchos maestros trabajan con escasos insumos y en condiciones lamentables. Cuando nos referimos a la infraestructura en educación básica nos viene a la mente la deficiente calidad de las instalaciones y servicios en las escuelas públicas, lo que afecta negativamente el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes.
Esta problemática incluye falta de servicios básicos como agua potable y electricidad, así como deterioro estructural de las aulas y mobiliario; si añadimos que muchos maestros trabajan en zonas rurales donde tiene que pagar su pasaje y hospedaje, su salario resulta insuficiente. Por esas razones, resulta una tomada de pelo el anunciar un incremento del 9 por ciento, cuando la misma presidenta ha señalado que este es global, es decir este se distribuye en diversas prestaciones que ya tienen los maestros.
Ya veremos qué pasa cuando se les pase la euforia a los docentes por sus festejos y se informen con calma cual es el incremento directo al 07 (sueldo tabular). Por lo pronto, muchos maestros desinformados ya están soltando los cohetones de varilla para celebrar su “dichoso” incremento salarial.