La “embriaguez del poder” es un concepto que describe la pérdida de capacidad para actuar con responsabilidad y moderación, debido a la influencia del poder que se detenta, muchos funcionarios y líderes pierden el piso. El caso de Esteban Ramírez Zepeta, actual presidente de Morena, resulta emblemático de aquellos que vienen desde abajo pero que debido al poder ha caído en la vanidad, la arrogancia y la corrupción. Este líder llegó a Morena en 2011, debido a que tenía varias conductas en común, poco a poco supo ganarse la confianza del malogrado exgobernador, Cuitláhuac García, desde luego, en correspondencia, este lo hizo su secretario particular.
Hoy, Esteban Ramírez Zepeta, aunque él no quiera, ya va de salida, sus propios yerros y ambición desmedida lo colocan en la fila que lo conducirá al camino del olvido y la ignominia. Es cierto que en el accidente donde perdió la vida un campesino, aparentemente el no conducía el vehículo, sin embargo, este tenía la autoridad suficiente para ordenar o sugerir ayudar al atropellado.
Sin embargo, no lo hizo, ese fue su error. Por eso, tenga por seguro, que los días de Esteban Ramírez Zepeta frente a Morena, ya están contados. A menos que Morena sacrifique más su reputación, y lo tape con la cobija de la impunidad. ¡Total !, si tienen al toro Macedonio y a Cuauhtémoc Blanco como blancas palomas, que se puede esperar.