Cuando alguien te balanza un halago, siempre es importante ver de dónde parte ese halago. Porque si el halago te lo hace una persona con principios y valores, entonces debe de ser un halago sustentado en las virtudes que una persona virtuosa contempla en ti. Pero si vas por la calle y un borracho o loco te lanza un halago o un piropo, pues igual se quiere burlar de ti, igual se quiere aprovechar de ti. Un halago por parte de un tipo prepotente, misógino, intolerante, racista, machista como Donald Trump, dice mucho de lo que tú eres para esa persona.
El presidente Donald Trump, de acuerdo con algunos medios informativos, dijo que la presidenta de México es «increíble, una mujer fantástica», con la que ha tenido «muchas conversaciones» y a la que consideró «muy elegante. Es una mujer fantástica. Ha sido muy amable».
Por supuesto, si Donald Trump te lanza tantos piropos, eso quiere decir que estás haciendo lo que él quiere que hagas; quiere decir que te estás portando bien, de acuerdo a los parámetros de sumisión que a él le agradan. Mire usted, Trump también dijo que él no quiere que a México le vaya mal, pero se ufana de que tres empresas que se iban a asentar en México, después de sus aranceles impuestos prefirieron poner sus plantas en Estados Unidos.