Este sábado entró en vigor el arancel del 10% impuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la mayoría de las importaciones a ese país, una medida de carácter universal que afecta a México, su principal socio comercial. Aunque el gravamen es menor al 25% que se temía inicialmente, sus efectos en la economía mexicana ya generan preocupación entre analistas y autoridades. Vale mencionar que México, que destina más del 80% de sus exportaciones a Estados Unidos, enfrenta un impacto directo en sectores clave como la industria automotriz, la electrónica y los productos agrícolas.
El arancel podría reducir las exportaciones mexicanas en un estimado del 8% al 12%, según expertos, afectando especialmente a estados fronterizos como Baja California y Chihuahua, así como a regiones agrícolas como Sinaloa. Esto se traduce en una posible pérdida de hasta 50 mil empleos en el sector manufacturero en el corto plazo y una caída en el crecimiento del PIB de entre 0.5% y 1% para 2025.
Empresarios advierten que el traslado de costos a los consumidores estadounidenses podría reducir la demanda de productos mexicanos, mientras que una guerra comercial retaliatoria —con aranceles mexicanos a bienes estadounidenses— elevaría la inflación en ambos países. La Secretaría de Economía negocia exenciones con Washington, pero hasta ahora no hay avances significativos. México enfrenta un panorama de incertidumbre que exige respuestas rápidas para mitigar el golpe económico.