La noche finalmente alcanzó a Claudia Sheinbaum con el caso del predio hallado en Teuchitlán, Jalisco. Los mexicanos nunca se imaginaron la magnitud de violencia que usan los miembros del crimen organizado contra ciudadanos de escasos recursos que solo buscaban una oportunidad de trabajo. No podemos imaginar el calvario que tuvieron que sufrir los dueños de los doscientos pares de zapatos encontrados en ese campo de exterminio. Las manifestaciones de indignación por esta masacre, impulsaron a que ciudadanos de más de 20 ciudades salieran a las calles exigiendo justicia, desde luego estas manifestaciones espontaneas, han prendido los focos de alarma en la 4T.
Por tal razón, la presidenta Sheinbaum se vio obligada a declarar que «no habrá construcción oscura de verdades históricas» ni se «tolerará la construcción de verdades a medias o falsedades». Ojalá y que la “verdad histórica” que tanto daño causó a las familias, no se repita en este sexenio.
Sin embargo, en el pasado, los mexicanos escucharon lo mismo con el caso de los normalistas de Ayotzinapa. Se nombraron comisiones de la verdad y comisionados especiales, y hasta la fecha, no hay resultados satisfactorios. Lo que es un hecho irrefutable, es que los desaparecidos de Teuchitlán será el Ayotzinapa de este sexenio. De eso ya no hay duda.
