El “Rancho del horror”. Joven relata cómo reclutaba el narco; los entrenaban, torturaban y mataban. El gobierno nunca se preocupó por ellos

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El “Rancho del horror”. Joven relata cómo reclutaba el narco; los entrenaban, torturaban y mataban. El gobierno nunca se preocupó por ellos FOTO: WEB

Era del conocimiento público lo que sucedía en Jalisco y Michoacán. Los cárteles de la droga, ante las bajas que dejan los enfrentamientos en contra del Ejército y de los cárteles rivales, optaron por reclutar a la fuerza a jóvenes de la zona. Les ofrecían un sueldo atractivo, los citaban en las terminales de autobuses y se los llevaban sin dejar rastro. El “Rancho del horror” ubicado en la localidad La Estanzuela, municipio de Teuchitlán, Jalisco, al oeste de Guadalajara, es una muestra clara de lo que está sucediendo en varios estados de la república; un horror que ocurre ante la mirada omisa del gobierno.

El periódico Reforma recupera el relato de uno de los jóvenes sobrevivientes que reconoció el lugar al verlo en la transmisión de las madres buscadoras: «Manuel, nombre ficticio para proteger su identidad, nunca supo a dónde se lo habían llevado, luego de que respondió a una oferta de trabajo en la Nueva Central Camionera. Ahora sabe que un tiempo estuvo en el Rancho La Estanzuela, ubicado en Teuchitlán. El muchacho explicó a MURAL que ese predio era el lugar donde se concentraba a los jóvenes recién reclutados; ahí vivían durante el primer mes de cautiverio y pasaban sus pruebas de iniciación. Se les seleccionaba para posteriormente mandarlos a las distintas plazas, por lo que era el primer campo de adiestramiento al que se enfrentaban. Confirmó además la presencia de hornos crematorios clandestinos, donde eran procesados los cuerpos de los jóvenes que iban muriendo, no sólo a causa del duro entrenamiento al que eran sometidos, sino también víctimas del hambre, el sol, el estrés y los castigos corporales.

»“Una vez los jefes escucharon a unos muchachos decirse groserías y los pusieron a ellos dos a pelear, porque no era permitido llevarse ni decir malas palabras. Les dijeron que se dieran hasta que cayera uno muerto y aparte, al que ganó, después lo mataron ellos mismos por haberse llevado”, relató. “Manuel” explicó que antes de cremar los cuerpos, eran desmembrados dentro de una construcción de techo rojo que está al fondo del predio, del lado derecho, y luego los segmentos eran echados dentro de pozos que todo el tiempo estaban cavando; cavar pozos y cortar leña eran parte de sus obligaciones diarias.

»Asimismo, aseguró que eran cientos de muchachos los que estuvieron con él ese primer mes; para dormir los hacinaban en la construcción más grande, que está en la parte delantera del terreno y, como era tal la cantidad de muchachos, tenían que dormir “de cucharita”, unos encima de otros. Respecto a los montones de ropa y zapatos que se han encontrado, comentó que pertenecen a los mismos jóvenes que llegaban al campamento de adiestramiento; supuestamente los conservaban para que los usaran los que iban llegando, pero solo los almacenaban en bolsas negras».

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