Alejandro Solalinde en algún momento fue referente del cristianismo que está del lado de la gente. En algún momento su activismo fue ejemplo para otros sacerdotes que apoyaron a los migrantes y hasta los protegieron. Pero una vez que llegó López Obrador al poder, Solalinde dejó de servir al señor Jesucristo, para ponerse a las órdenes del “señor presidente”. Solalinde llamó al “mesías” de Macuspana el “santo sanador”; en algún momento lo llamó “profeta”; esa abyección lo alejó del cristianismo.
Isabel Miranda de Wallace se convirtió en activista después del “supuesto” secuestro de su hijo. Ella fue una mujer controvertida, cuestionada, pero al final, una mujer. Miranda de Wallace murió el 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer.
Sobre su muerte el cura Solalinde escribió: «Wallace, la anti mujer. Qué suerte que no tuvo que enfrentar lo que le espera a Norma Piña. Ambas representan lo más podrido del poder judicial. Los que por años la han apoyado, deben sentir vergüenza; los que la protegieron, sus cómplices, son remanentes de un sistema fallido». Así de vil la insidia de este pseudocristiano que sigue adorando a su “mesías” caído.