De nada sirvieron las ofrendas que se le brindaron a Donald Trump, de nada sirvió la abyecta sumisión de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien mandó 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera con los Estados Unidos, de nada sirvió que le permitiera espiarnos con sus aviones de la Fuerza Aérea, de nada sirvió que entregara a 29 delincuentes, a solicitud del gobierno de los Estados Unidos; de nada sirvió entregar a Caro Quintero después de 40 años de estar solicitando su extradición. Trump impuso aranceles del 25 por ciento a productos mexicanos y al mismo tiempo volvió a llamar a México un narcoestado.
En el comunicado que el gobierno de Estados Unidos dio a conocer para anunciar los aranceles anotó: «El flujo de drogas de contrabando como el fentanilo hacia Estados Unidos, a través de redes de distribución ilícitas, ha creado una emergencia nacional, incluida una crisis de salud pública. Las organizaciones mexicanas de narcotraficantes, los principales traficantes de fentanilo del mundo, operan sin trabas debido a una relación intolerable con el gobierno de México».
El gobierno de Trump agregó que «los cárteles mexicanos de la droga son conocidos por su extrema brutalidad, corrupción y control de regiones enteras de México».