Ya se los habíamos señalado, Donald Trump es como un jugador de póker, de esos que se la pasan blufeando, haciendo creer que tienen una buena partida, para que los otros jugadores desistan en sus apuestas. El día del Super Bowl el presidente Trump declaró que impondría aranceles del 25 por ciento al acero y aluminio que cruzara la frontera de los Estados Unidos. Dijo Trump que no habría no exenciones ni excepciones. Pues más tarda en caer un hablado que un cojo.
Este martes, Peter Navarro, asesor de Comercio y Manufactura de Estados Unidos, declaró: «Todavía no hay aranceles recíprocos. No nos apresuremos. Lo que va a pasar es que vamos a mirar a todos nuestros socios comerciales, empezando por aquellos con los que tenemos los mayores déficits. Descubriremos si están engañando al pueblo estadounidense y si lo están tomaremos medidas para corregir ese error».
Al parecer, si los aranceles se llagaran a aplicar, sí habrá excepciones. Trump utiliza la amenaza de los aranceles como moneda de cambio, como una forma de negociar. Ya lo dijo en 2017 el empresario Carlos Slim ante la amenaza de aranceles: «Trump no es Terminator, es Negotiatior».
